sábado, 2 de febrero de 2019

NO SUPE - Gloria Gómez


NO SUPE


No supe insistir en la escollera de lo que tú llamabas amor,
no supe divisar frente aquella playa,
eso que tú llamabas alegría,
me envolví en sombras negras a pleno sol
mientras tus palabras de tul se pulverizaban
tras el regazo de la cuna.

No quise volar entre los púlpitos que acaecían
sobre mi almohada
cuando tú mirabas a la contra de mi espalda,
dibujando otras manos
deslizándose por muros de cristal entre cuerpos inertes
mutilando noches en grescas de catecismos despiadados.

Pronto la desdicha afloró entre las sábanos
y sentí cómo se despedazaba la entraña de mi enojo,
entre la voz efímera nacida en el bosque del embeleco
y el vaivén solapado en vestimentas harapientas
de tu entorno acotado, en la madriguera abismada,
en rondallas de curias y parias empecinadas.

Pronto supe que el río bajaba seco por mi cuerpo,
que nada volvería a brillar en mi piel, si emanaba de tu hiel,
y la mirada clavada en el suelo comenzaba a pedir clemencia
a todo ser que se arrastraba por las cloacas,
como si fueran los únicos que me pudieran acariciar.

¡Más, la inmensidad de la desnudez
me golpeaba tan fuerte…!
que tome la tenacidad que atrincheraban las lianas
y quise lanzar los escombros al abismo,
dejando así mi nueva savia, a la luz de los ojos
que iluminan piezas de cámara a mis páginas vacías
detallando enredos entre compases de la tarde.

Gloria Gómez Candanedo
De “Nombre de mujer”


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