miércoles, 20 de junio de 2018

EL CIEGO - Ernestina de Champourcin


EL CIEGO


Lo ví de pronto, inmóvil en mitad del camino…
Yo avanzaba sin verlo. Y él allí, esperándome,
oculto en el enigma de sus ojos sellados.

¡Ese blanco mirar que traspasó de noche mis huesos y mi sangre!
¡Esa quietud profunda hecha de lumbre y sueño!
¡Ese lento dominio que me invadió a distancia,
forzándome a una entrega total y sin retorno!

Estaba allí, en mi ruta, por mí, para mí sola…
Y al acercarme ya, qué inundación de luces,
de ausencias comprendidas, de verdades sin velo.

Fui –minuto de gloria- callado lazarillo…
Después seguí adelante; pero ya no iba sola.
Mi corazón ardía…

Ernestina Champourcin


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