viernes, 2 de enero de 2015

Poemas del recital 15 de diciembre de 2014


TESTIGOS PERDIDOS

Óyeme:
Criatura de pasión y abandono con labios de mil noches que
        no quieren morir
Dilapidada entre la esfinge del pan y del agua
De un país lacerado por la memoria
De adiós en adiós de sombra en sombra la ruta se prolonga
        hasta las islas somnolientas de tu cuerpo
Las mejillas doradas y la increíble maleta sobre la tierra
Entre las comisuras del hotel
Tantas frases de pasión y de odio
Y en la playa las pescadoras bajo sus trenzas chorreantes ba-
        ñándose en el amanecer
Con el escalofrío de sus toscas camisas
Una blanca águila de espumas con senos palpitantes para las
        leyendas del viento
En la implacable mutación de mi sangre
Faz intrusa de la bahía espiando dese el balcón nuestros
        amores sobre el petate
Y tú mi ciencia de extravío
Haciendo desaparecer esos personajes de la extrema alegría
       en las ceremonias ambiguas
Que ligan la tierra y el sueño
Los ídolos vagabundos que sustentaron mi fanatismo y mi
        debilidad

        Óyeme:
Perdida hechicera del perfume del viento en la estación in-
        conmensurable
En el perpetuo conflicto
De beso y ausencia de agonía y furor
Más allá de la parálisis en tu cueva de llamas abrías el jardín
        del desayuno entre las sábanas
y el pozo blanco y sin fondo del pan en la espesura matinal
        de los besos
el talud ha desparecido pero en lo profundo de un reino
        sin tregua
yo hubiera querido seguir balbuceando ante los restos de un
        amor devorador
yo con una manzana nefasta y labios de forajido
cada ribera deshaciéndose cada pájaro de paso cada sonrisa
        con la noche cada objeto en pleno vuelo
instalados como el infierno en una belleza insalvable

        Óyeme:
Gran sombrero de paja en llamas del pequeño vendedor de
        mangos en la escollera
Mercaderías fáusticas altares de la costa
Con fuego y polvo han sido creados estos huacos de imáge
        nes obscenas que sellan vínculos meteóricos
la ciega dulzura de estar vivo en un circo de formas feroces
modificadas a cada latido mientras camino a lo largo de
        los médanos con el pecho constelado por un oro demo-
        níaco
Ese irrisorio antro de cinc de la Aduana deja pasar sin em
        bargo tanta miseria
Tanta mirada ausente
Para esas almas de escándalo que desarraigan, a sus hombres
        con magias confusas
Mordiendo sus lenguas
Con apariciones de voz negra que hablan un idioma encarni
        Zado y húmedo de equinoccio

        Óyeme:
Sexo azul de mujer cuando impones tu autoridad y tu fuerza
        en cualquier límite de estrellas
Entre los movimientos del verano y las sorpresas de una tierra
        que entrega sus secretos
A la luz del delirio
Oh amante desconocida apostada en los más altos vientos a
        mi espera
hacia la irrealidad y la decrepitud
Pero aún prisionera de estos veloces vuelos de alcatraces

Vosotros sois testigos –mujer de antaño virando hacia
        otras dichas
Paisajes tatuados sosías sin identificación ni esperanza
        inventario de viejos sortilegios de mi vida –de que algo
        inmenso y devastador
Como una lámpara que se desborda
Como el diálogo de un dios con el huésped de un burdel del
        olvido
Sobrepasaba instante por instante mi ser oscuro
El terror
El ansioso torbellino de venas de un hombre desconcer-
        tado  por la presión de su aliento.

Enrique Molina
Argentina 1910-1997
De “Unas oscuras alas de mujer”


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