lunes, 22 de septiembre de 2014

Llega el otoño


UN CABALLO EN LA SOMBRA

Montañas
, sólo montañas.
Soledad de cielo y campo.
Nunca otra noche en mi vida
como esa noche de espanto;
de asolación en los aires
y poderío satánico.

Por medir la oscuridad
griten la sombra, angustiado
y el grito, profundamente
quedó en la sombra temblando.

Potestades, Poderíos.
Rondas luces, viento aciago,
y de pronto la presencia
de un caballo.

Era negro como el ídolo
de la noche, y un penacho
de crines atormentadas
cubría su cuello bárbaro.

Potro de climas indómitos,
nadie lo hubiera humillado
con el rigor de unas riendas
o la amenaza de un látigo.

Iba sin rumbos en la noche
por los caminos dramáticos,
y cabalgaba la muerte
sobre el poder de sus flancos.

Sentí caer en mi espíritu
la maldición de los astros;
grité en la sombra, en la sombra
por ahuyentar el presagio,
y el grito, profundamente
quedó en la noche temblando.

A la distancia, alaridos;
fatalidad en los ámbitos,
y un temblor como de fuga
de un caballo.

Después, silencios fatídicos.
Soledad de cielo y campo.

Germán Pardo García

(De Poderíos)

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