SOY UN
TRABAJADOR, LUCHO POR MI COMIDA
Soy
un trabajador
susurraba
subiendo las escaleras vacías de la noche.
Al
abrir la puerta de su hogar,
los
hijos le abrazaron las piernas y con la angustia del hambre
trepaban
por su cuerpo abandonado
buscando
el abrazo del pan.
Desde
el patio la sombra de ropa colgada en la azotea
bailaba
como una mujer solitaria con la luna.
Soy
jornalero del deseo, mascullaba después de cenar
y
desanudando la corbata negra sobre las sábanas,
deslizó
su espalda en un sueño:
hoy
mis brazos luchan por la comida de los cuerpos desnudos,
mañana
en el cobertizo buscaré la herradura del azar y
allí
donde la hoz oxidada nada cortase
seré
un cuello de trigo limpio.
Ajustó
las manos sobre la cremallera del tiempo y
escuchando
el latir de los recuerdos despertó
antes
que el primer rayo de sol impactara en su rostro.
Conozco
faenando todos los disfraces del
apetito,
la
micra distancia de los labios prohibidos y
la
vertiente del menú en los generosos pechos
de
una tierra, que sólo muere en edad anciana.
Somos
un ejército de palabras y luchamos por la comida,
retumbó
el eco del pueblo.
Carlos
Fernández del Ganso
De "La máquina del tiempo"
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