jueves, 6 de septiembre de 2018

PRIMER ENSAYO DEL ADIÓS


PRIMER ENSAYO DEL ADIÓS

Visité los tratados de la razón, textos recetados
por la cordura y cual testigo fiel anoté
en las salas de tortura lo imposible de reproducir.

Memoricé los gritos de la ausencia y
el primigenio aullido del olvido en los ancianos 
que sin crueldad mascullan su vida de árbol inmóvil.
Atendí jóvenes atropellados en el silencio de la rebeldía,
envenenados adolescentes uniformados de aire familiar
por la tradicional guerra de la soledad contra el mundo.

Escuché bocas anoréxicas maullando frente el espejo
la nada. Voces rotulando el tráfico libre de las almas
en las paredes, grafiteros del deseo,
putas y neutrones con dardos en los brazos
y muñecas atadas por las cicatrices de la magia, atendí.

Atónito presencié las cadenas de doble hélice,
el débil eslabón del fallido, el lapsus del aminoácido.
Yo mismo esposé mis prejuicios a sus drogas
y habité nocturno en celdas acolchadas de moral
por la ideología de tus encantos.
El prestigioso confort intelectual y el poder de dios
sobre los otros con la rúbrica autorización del rey, firmé.

Examiné los ingredientes del cóctel, la bella durmiente
del principio activo y el castigo por desear
contra el cerebro.
En el bosque de la ignorancia se valora más.

Carlos Fernández del Ganso

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