EL CUERPO
Y EL ALMA
Pero
es más triste todavía, mucho más triste.
Triste
como la rama deja caer su fruto para nadie.
Más
triste, más.
Como
ese vaho
que
de la tierra exhala después la pulpa muerta.
Como
esa mano que del cuerpo tendido
se
eleva y quiere solamente acariciar las luces,
la
sonrisa doliente, la noche aterciopelada y muda.
Luz
de la noche sobre el cuerpo tendido sin alma.
alma
fuera, alma fuera del cuerpo, planeando
tan
delicadamente sobre la triste forma abandonada.
Alma
de niebla dulce, suspendida
sobre
su ayer amante, cuerpo inerme
que
pálido se engría con las nocturnas horas
y
queda quieto, solo, dulcemente vacío.
Alma
de amor que vela y se separa
vacilando,
y al fin se aleja tiernamente fría.
Vicente
Aleixandre
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