domingo, 14 de enero de 2018

AMANTES VAGABUNDOS - Enrique Molina

AMANTES VAGABUNDOS


Nunca tuvimos casa ni paciencia ni olvido
Pero un poco más lejos hacia nada
Están las lámparas de viaje
temblando suavemente
los hoteles de garganta amarilla siempre rota
y sus toscas vajillas para el suicidio o la melancolía
 --¡Oh el errante graznido sobre la cumbrera!...—
Dormíamos al azar con montañas o chozas
bajo las lentas destrucciones del cielo prontas a arder
con un fuego inasible
junto al árbol de paso que se aleja
a menudo asomados a ventanas en ruinas
a balcones en llamas o en cenizas

En esos lechos de comarca
la lluvia es igual a los besos te desnudabas
girando dulcemente en la oscuridad con la rotación de la tierra
belleza impune belleza insensata
pero solo una vez sólo una vez
juega el amor sus dados de ladrón del destino:
si pierdes puedes saborear el orgullo
de contemplar tu porvenir en un puñado de arena

¡Cuántos rostros abandonados!
¡Cuántas puertas de viaje entreabriendo su llanto!
Cuántas mujeres que la luz ahoga
Sueltan sus cabelleras de región indeleble besada por el viento
Con aves inmóviles posadas para siempre en su mirada
Con el silbo de un tren que arranca lentamente sus raíces de hierro

Con la lucha de todo abandono y de toda esperanza
Con los grandes mercados donde pululan cifras injurias
legumbres y almas cerradas sobre sus negros sacos de
semillas
Y los andenes disueltos en una espuma férrea
--Desvarío tiempo y consumación—
Tumba de viejos días
Bella como el deseo en las venas terrestres
Su fuego es la nostalgia
La celosía del trópico tras la cual hay arañas cortinas en
jirones y una vieja victrola con la misma canción
inacabable
Pero los amantes exigen frustraciones tormentos
Peligros más sutiles:
Su pasado es incomprensible y se pierde como el mendigo
Dejado atrás en el paradero borrascoso.


Enrique Molina

No hay comentarios:

Publicar un comentario