EL PERFUME DEL DESEO
Escondido y silencioso intenta pasar como
un aroma que no se siente.
¡Oh caramelo!
Así es el deseo.
Marca los labios de hombre que nunca
fueron.
No hay razones.
Hambrientos son los olores del deseo.
Grita el suicida como un miserable del
destierro, ¡quiero pan!
Pero no seas idiota hombre que ya te
dieron, pide otra cosa, ¡tengo hambre!,
olvidé las ilusiones del comienzo por
seguir viviendo.
Los pasos que voy dando son ciegos, me
llamo ese perfume que no recuerdo.
Infinito nudo pegajoso cubierto de miel.
Abejas reinas y macho incierto.
Atacad todo aroma que no tenga el perfume
del deseo.
Y el deseo solo tiene el aroma de lo
muerto.
Es inasible el sitio, inencontrable el
hueco, no tiene pistas,
y la acústica olvida, que buscabas al
comienzo.
Lucía Serrano
Del libro “Caramelo”
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