miércoles, 1 de junio de 2016

Poemas leídos en el recital 12 de mayo de 2016 -IES Luis Braille de Coslada


IMPLORAR AUXILIO, DESPUÉS LA MUERTE TE ACOMPAÑA.

En un tablero impreciso
somos esa baraja de naipes
a expensas del  viento,
que cada cual lanza a su antojo,
derrama sin medida, ni cautela…
y revela al unísono
los más queridos versos.

Ensalzan el tono,
dan el siguiente aviso,
ya, todos los muertos
descubren su rostro,
y, en la desnudez de una estampa malograda
andamos perdidos,
refugiados huimos plorando auxilio.

Sin recato y en la burla,
desde las más innobles promesas,
enajenan las almas al mejor postor,
enlazan la mirada en propósitos de acero,
cubren en el rostro, la sonrisa de otros.

Con el mismo semblante
engalanan todos los brotes de la vereda,
el deseo que desprende
anuda un mismo aroma,
y, si les das la espalda,
lapidan tu llanto, seducen
a aquel niño que en la senda
anhela el ramillete para adornar
otro instante.

Para que esa estrella brille tan fuerte,
vela siempre, qué dedo apunta tu espalda,
con cautela, arroja la moneda de doble cara.

Antes de que nos viertan en un tablero incierto
y seamos naipes para enriquecer su jugada,
levanta el vuelo,
que las palabras caigan desde un cielo,
halladas escritas en otro tiempo.
baraja otro momento, emprende un nuevo recorrido,
sin miedo, sin pensar que noche o que día,
ni si la estrella que creías brillará esa noche,
si por aquella ventana cruzará un amor…
si en el reino de los cielos vivirás desnudo,
si tu canto se escuchará en aquel lugar.

Esas horas en las que el tiempo da cuenta de una grata historia,
esas manos que acarician como seda la ternura de la piel,
ese aroma que da preludio a la mañana,
esos momentos… pueden existir.

Después con la escritura, aparecen las tardes de ternura y sosiego,
las manos posan su obra ante el altar
alcanzan la luna, se disipan en una estrella fugaz,
rompen los pasos en el hielo de las cenizas
donde la muerte descansa en paz.

Esther Núñez Roma



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