jueves, 5 de mayo de 2016

Poemas leídos en el recital 3 de abril de 2016 - En abril, poemas mil


UVAS

Aquella tarde no se escuchaba el viento,
asomaban atisbos de luna llena en el páramo,
las uvas aún no habían sido recolectadas
y la sombra de un viejo automóvil dibujaba la fachada
de la casa de barro.

Aquella tarde todos los latidos miraron al cielo
buscando el destello que abriera la zanja del destierro
y así desaparecer tras los campos arados.

Esperábamos la vendimia rodeando la mesa de comensales absurdos,
las miradas cómplices definían la aproximación de la tragedia,
no había palabras, estaban heladas por lo aterido del paisaje
y las manos paralizadas eran incapaces de sostener nuevos racimos.

Lo rudo de la aldea se reflejaba en el atuendo
quisimos huir a ciegas y de repente un nudo ahogaba la garganta
dificultaba la respiración
y la mirada atónita de la madre
delataba el cruel destino de una infancia abocada al sollozo.

El camino se llenó de espinas bajo las ropas de cuarteleros,
escondían las sienes en sombreros alados
y la mirada oscura tras cristales opacos reflectando el sol
no dejaban ver el rostro.

Se divisaba el caserón mugriento en el horizonte,
desconocido a los ojos de la niñez,
se elevaba la torre llorando estelas
sobre la ciudad inclinada a los faros perdidos.

Aquella tarde anunciaba el otoño sin llegar todavía
y la huella en el calendario borraba la sonrisa
pidiendo pan, sólo pan para el abrigo
de los días adosados entre los muros,
en medio del bosque,
mientras se perdían en la vereda
las uvas sin recolectar.

Gloria Gómez Candanedo


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