EL BARCO
Pero
si ya pagamos nuestros pasajes en este mundo
por
qué, por qué no nos dejan sentarnos y comer?
queremos
mirar las nubes,
queremos
tomar el sol y oler la sal,
francamente
no se trata de molestar a nadie,
es
tan sencillo: somos pasajeros.
Todos
vamos pasando y el tiempo con nosotros:
pasa
el mar, se despide la rosa,
pasa
la tierra por la sombra y por la luz,
y
ustedes y nosotros pasamos, pasajeros.
Entonces
qué les pasa?
Por
qué andan tan furiosos?
A
quién andan buscando con revólver?
Nosotros
no sabíamos
que
todo lo tenían ocupado,
las
copas, los asientos,
las
camas, los espejos,
el
mar, el vino, el cielo.
Ahora
resulta
que
no tenemos mesa.
No
puede ser, pensamos.
No
pueden convencernos.
Estaba
oscuro cuando llegamos al barco.
Estábamos
desnudos.
Todos
llegábamos del mismo sitio,
todos
veníamos de mujer y de hombre.
Todos
tuvimos hambre y pronto dientes.
a
todos nos crecieron las manos y los ojos
para
trabajar y desear lo que existe.
Y
ahora nos salen con que no podemos,
que
no hay sitio en el barco,
no
quieren saludarnos,
no
quieren jugar con nosotros.
Por
qué tantas ventajas para ustedes?
Quién
les dio la cuchara cuando no habían nacido?
Aquí
no están contentos,
así
no andan las cosas.
No
me gusta en el viaje
hallar,
en los rincones, la tristeza,
los
ojos sin amor o la boca con hambre.
No
hay ropa para este creciente otoño
y
menos, menos para el próximo invierno.
Y
sin zapatos cómo vamos a dar la vuelta
al
mundo, a tanta piedra en los caminos?
Sin
mesa dónde vamos a comer,
dónde
nos sentaremos si no tenemos silla?
Si
es una broma triste, decídanse, señores,
a
terminarla pronto,
a
hablar en serio ahora.
Después
el mar es duro.
y
llueve sangre.
Pablo
Neruda
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