lunes, 27 de octubre de 2014

Poema leído en el taller

ODA XIII – DE LA VIDA DEL CIELO

Alma región luciente,
prado de bienaventuranza, que ni al hielo
ni con el rayo ardiente
fallece; fértil suelo,
producidor eterno de consuelo:

De púrpura y de nieve
florida, la cabeza coronado,
y dulces pastos mueve,
sin honda ni cayado,
el Buen Pastor en ti su hato amado.

Él va, y en pos dichosas
le siguen sus ovejas, do las pace
con inmortales rosas,
con flor que siempre nace
y cuanto más se goza más renace.

Y dentro a la montaña
del alto bien las guía; ya en la vena
del gozo fiel las baña,
y les da mesa llena,
pastor y pasto él solo, y suerte buena.

Y de su esfera, cuando
la cumbre toca, altísimo subido,
el sol, él sesteando,
de su hato ceñido,
con dulce son deleita el santo oído.

Toca el rabel sonoro,
y el inmortal dulzor el alma pasa,
con que envilece el oro,
y ardiendo se traspasa
u lanza en aquel buen libre de tasa.

¡oh, son! ¡Oh , voz! Siquiera
pequeña parte alguna decendiese
en mi sentido, y fuera
de si la alma pusiese
y toda en ti, ¡oh amor!, la convirtiese,

Conocería donde
sSesteas, dulce Esposo, y, desatada
de esta prisión adonde
padece, a tu manada
viviera junta, sin bagar errada


Fray Luis de León

No hay comentarios:

Publicar un comentario