jueves, 15 de julio de 2021

LA VIEJA CASA

 


LA VIEJA CASA

 

Allí está la vieja casa,

la que guarda entre sus aristas los viejos sueños,

las grandes sonrisas,

y los desencuentros en torvos amaneceres.

 

Abandonada en el tiempo,

hoy parece más gris

ante la murga obscena de un murmullo envilecedor.

Ante el encuentro del hábito rodeando la bruma

pierdo el estribo del buen hacer,

la rectilínea del tiempo abocando el risco sobre la piel.

Sus paredes caen sobre el alma

rodeando la melancolía transparente,

como el filo del acero rasgando el cielo en la palabra.

 

Una llamada,

un viejo eco abre la ventana al sollozo,

erizando la tersura

al igual que la vieja casa nos mira desde esa lejanía

a veces tan cerca.

Un temblor azota la sien

al querer aniquilar lo irrefrenable,

un latido desprevenido

recuerda las muchas desventuras tras los ventanales

aullando el grito del mendigo.

 

La vieja casa en pie, aún,

parece algo demacrada,

ante los ojos,

hasta parece relatar los cuentos de medianoche

al despedir las brumas del día,

o la partida de algún allegado.

La vieja casa,

en su distancia revolotea entre las colinas

con ese zumbido tensando el dolor en la entraña.

 

Hoy no es bienvenida,

nubla la esperanza y rompe la armonía.

Los viejos habitantes parecen resurgir de nuevo

y el valor quiebra ante sus harapos.

 

Las voces del jardín desentonan

cada vez que los cimientos se hacer arena,

cae la solemnidad de los días alrededor de la mesa

elevando tonos entre las letras de la época.

Viejos rumores apalean la intimidad

entre sonrisas cercanas.

 

No es bien recibida,

trae el vestido de la tristeza ahondando en el pecho.

Y el pasado solo puede marchitar la flor.

 

Gloria Gómez Candanedo

Del libro “Caminante”

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