domingo, 11 de julio de 2021

ESTACIÓN DEL NORTE

 

ESTACIÓN DEL NORTE

 

Ahí esta, mirando en todas direcciones,

maltrecha, olvidada,

hace tiempo que perdió el esplendor,

se ha quedado muda y apagada,

ya ningún tres hace parada.

 

Tantas veces levantando barrera

con la mano del adiós,

cambio de agujas según el destino de los abrazos,

recorridos ala norte buscando la madera del amor

y las brasas de la pasión extendidas al final de la escollera.

 

Ahí queda, apenas se sostiene en pie,

aún la mecen los encuentros y las largas despedidas,

aún resuena en el vacío de sus muros

el murmullo del viento

al abismar en el eterno adiós.

 

La veo al pasar

y un vértigo me recorre desde la raíz hasta la sien.

Parece mirar a los viejos transeúntes

como reclamando las risas del ayer.

La recorre el sonido del silencio

y a su lado exhalan las bienvenidas del viajero

al volver de su larga travesía,

a veces, como se fue.

 

Aún recuerda las noches

acogiendo al mendigo en su entraña,

viendo pasar uno y otro tren,

esperando la llegada de la libertad,

o queriendo arrancar el entresijo de la oscuridad,

perpetrado en el raíl de otra partida.

 

Hay voces entre los muros grises,

resonando en la tarde

ante la lejanía de los silbidos,

alguna entonación queriendo rescatar

la última mirada del hijo que se va.

Resuellos en las ventanas

recuerdan la sonrisa de algún abuelo

venido del otro lado del océano.

 

Tantos momentos,

y tantas voces, y manos,

maletas llenas de ilusión o vacías de equipaje.

Todo parece resonar

al girar la mirada al norte del malecón.

Mas el vacío del andén

parece deglutir las sonrisas de las llegadas…

y también las últimas salidas…

en la emoción de la esperanza.

 

Gloria Gómez Candanedo

Del libro  “Caminante”

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