LUCÍA SERRANO
Dentro
del apartado “Nuestras poetas mujeres”, traemos a Lucía Serrano.
Poeta nacida en Argentina, donde ha compartido gran parte de su vida con nuestro país pasando tiempo en Madrid y visitando Alcalá de Henares ofreciendo recitales y presentaciones de libros. Poeta vinculada a la Escuela de Poesía y Psicoanálisis Grupo Cero. Su poesía fuerte, profunda capaz de sacar el arrojo imprevisible de los entresijos del alma al exponer el amor, la lejanía, el hambre, el tumulto…, pero con un atisbo de sensualidad.
Autora de varios libros de los que elegimos el siguiente poema: Vientos huracanados.
VIENTOS HURACANADOS
Me acerco al río
más ancho del mundo y mientras diviso
lejana la
tormenta, vientos huracanados del norte,
mezclan en
apariencia todas mis ideas.
Viento de los
locos te llaman, porque vas y vienes
en todas
direcciones.
Levantas mis
vestidos y sospecho la escena de amor contigo,
donde nacen hijos
que vuelan hacia el cielo
Miro a mi
alrededor las hojas caídas,
mueves los árboles
altos, la copa entera y hasta las
raíces deben
sentir tus vibraciones.
Camino lentamente
gozando al verte danzar tu danza.
Mi cuerpo moviéndose
por tu furia, estremece las ansias.
Como un huracán, tiras abajo lo más endeble, lo flojo,
lo que ya no sirve, y te alzas para seguir viajando
No tienes ningún miedo.
Tu altivez hamaca mis sueños y no quiero verte partir.
Sería capaz de quedarme atada a esa intemperie.
Tierra tenaz donde sospechan los visitantes.
Geografía que das vuelta al vacío de las formas sobre la
rivera.
Se alegran las aguas cuando te acercas, ciego, exacto,
soberbio sobre las superficies.
Vientos huracanados, siembras en mis alrededores
tu explosiva carga húmeda, tu niebla, tu oleaje implacable.
Mientras tanto, aguardo las voces que vendrán con la
tormenta,
y negras alturas no te detendrán.
A todo lo llevas por delante viento, el humo de algún
pastizal recién prendido, se aviva con tu brisa,
y el paraíso es ese tiempo sin derrotas.
Con el último rayo de luz, celebro el crepitar de tu
transparencia,
muevo mis cabellos con el aire que amontonas,
quiero que termines esta danza macabra,
para volver a casa, mirar a lo lejos las distancias.
Ni siquiera recogí una palabra.
Sombras donde los pájaros ya no están.
Secretos del viento conversando conmigo en esta tarde gris,
para que los hombres levanten su cansancio.
Adonde irán las huellas lejanas de que te acompañan.
Hasta el río me pertenece cuando llegan los huracanados
vientos del norte sobre mi piel felina.
Una frescura de mar desciende empecinadamente
sobre el asfalto, arremolina lo muerto.
Esta noche, no existirá en el bosque, será todo del viento.
Despiertan los recuerdos, y es este aire de silencios,
leve caricia detenida.
Vuelve, asombraremos al miedo de los débiles,
y alguna gaviota volará nuestro cielo.
Alborotado decir del balanceo, entra al corazón,
para devolverle al viento tus palabras,
sosteniendo el desamparo del aire fresco.
Vientos que hablan conmigo.
Vientos del silencio.
Vientos de luz.
Extraña terquedad de los huracanados vientos.
Hoy no levantaré las velas,
aguardaré en la amarra tus ensueños.
Lucía Serrano
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