LA VIDA SENCILLA
sobre el mantel el pan
cada día;
darle al sudor lo suyo
darle al sueño
y al breve paraíso y al
infierno
y al cuerpo y al minuto lo
que piden;
reír como el mar ríe, el
viento ríe,
sin que la risa suene a
vidrios rotos,
beber y en la embriaguez
asir la vida,
bailar el baile sin perder
el paso,
tocar la mano de un
desconocido
en un día de piedra y agonía
y que esa mano tenga la
firmeza
que no tuvo la mano del
amigo;
probar la soledad sin que
el vinagre
haga torcer mi boca, ni
repita
mis muecas el espejo, ni
el silencio
se erice con los dientes
que rechinan:
estas cuatro paredes ,
papel, yeso,
alfombra rala y foco
amarillento?
No son aún el prometido
infierno;
que no me duela más aquel
deseo,
helado por el miedo, llaga
fría,
quemadura de labios no
besados:
el agua clara nunca se
detiene
y hay frutas que se caen
de maduras;
saber partir el pan y
repartirlo,
el pan de una edad común a
todos,
verdad de pan que a todos
nos sustenta,
por cuya levadura soy un hombre,
un semejante entre mis semejantes:
pelear por la vida de los
vivos,
dar la vida a los vivos, a
la vida,
y enterrar a los muertos y
olvidarlos
como la tierra los olvida
en frutos.
Y que a la hora de mi
muerte logre
morir como los hombres y
me alcance
el perdón y la ida
perdurable
del polvo, de los frutos y
del polvo.
OctavioPaz
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