EL
SERENO
El
sereno el domingo madrugaba.
Levantado
a las siete de la tarde,
se
iba a ver los colores al paseo.
Por
la noche el sereno era distinto,
conocía
a las putas por las piernas,
conocía
a los chulos por el paso
y
tenía un revólver pequeñito.
El
sereno era pasto de la noche,
entendía
de gritos de mujeres,
sabía
si parían o gozaban
y
reía o llamaba al cirujano.
El
sereno era un hombre misterioso,
se
afeitaba debajo de la luna
y
fumaba cigarros prohibidos.
El sereno está preso,
pues
le daba
por
proteger a un coro de mendigos.
Gloria
Fuertes
S usurros
ResponderEliminarE n el amanecer.
R onquidos
E ntre
N oches
O scuras de febrero.