NI UN
HOMBRE NI UN AMOR MUERE, SI SE LE SIGUE NOMBRANDO.
Con
todo mi cariño
a
mis amigos Esther Núñez y José García.
Este golpe cruel de realidad:
tu partida,
hace que me brote del alma
una lágrima amarga de rabia y de miel
que se aferra al recuerdo de cada uno de tus abrazos,
de tu eterna sonrisa que todo lo llenaba,
tu voz, profunda y ondulante
la llevaré en mis sentidos
como el halcón que eras,
planeando su vuelo entre versos
y lecturas compartidas.
Padre servicial, esposo ideal,
leal compañero, amigo sin par,
de muchas fiestas anfitrión,
artesano de la buena conversación,
escultor de sonrisas contagiadas,
fabricante de cálidos abrazos y sentidos besos
que repartías por doquier;
y ese corazón tan grande,
realidad palpable de todos los que te conocieron.
Cambiaste el vuelo, pero no nos dejaste.
Siempre habrá un asiento reservado en la terraza de Carlos,
con una incontinente lágrima y sonrisa
en cada latido acompasado
sostenido en la memoria imborrable del recuerdo
que seguirá pronunciando tu nombre.
Maribel Domínguez Duarte
Agosto 2025
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