domingo, 14 de agosto de 2022

EDAD DE UN NUEVO AÑO

 


EDAD DE UN NUEVO AÑO

 

Inesperadamente, llegase de improviso,

sin anuncio y sin ángel, como llega la muerte.

Como irrumpe en el alma el amor insumiso.

Como el tiempo hecho río, en la sombra se vierte.

 

Llegaste. Ahora me miro a familiar, ya extraño

en los verdes espejos de la clara memoria,

y a veces soy un hombre fugitivo y huraño

que huye por no escuchar su propia historia.

 

A veces a mí mismo, me escucho como a un eco,

y playas de ventura, de amor, cruzo sin huellas.

Tu bosque, juventud, solo es un árbol seco.

Me reconozco sólo si miro a las estrellas.

 

Por qué esta voz estreno ahora tan diferente

para nombrar las cosas que fueron alegría.

Por qué hasta mis pupilas llega heridoramente

esta luz –esta espada—clara sangre del día.

 

Llegaste. No hay lindero que marque tu camino

ni pájaros te anuncian, como a las estaciones.

Cuando llegas, el hombre se dice: es el destino.

Y muerde el agrio tallo de las desilusiones.

 

Una edad que ya deja tristemente lejana

la de infantiles aves, me habita y ensombrece.

Vivir es sentir como, mañana tras mañana,

en nosotros un ave de alegría enmudece.

 

Pero la vida sigue tras de la errante pena

y el hombre va sumido en su vasta espesura.

Su fuerza nos empuja, nos late en honda vena.

Tornemos doloroso esfuerzo la amargura.

 

Leopoldo de luis

Cuadro: "Etapas de la vida" de Caspar David Friedrich

 

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