OTOÑO
Esparce octubre, al blando
movimiento
del sur, las hojas áureas
y las rojas,
y, en la caída clara de
sus hojas,
se lleva al infinito el
pensamiento.
Qué noble paz en este
alejamiento
de todo; oh prado bello
que deshojas
tus flores; oh agua fría ya,
que mojas
con tu cristal estremecido
el viento!
¡Encantamiento de oro! Cárcel
pura,
en que el cuerpo, hecho
alma, se enternece,
echado en el verdor de una
colina!
En una decadencia de
hermosura,
la vida se desnuda, y
resplandece
la excelsitud de su verdad
divina.
Juan Ramón Jiménez
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