DOLIENTES
MADRIGALES
Por
una de esas raras reflexiones
de
la luz, que los físicos
explicarán
llenando
de
fórmulas un libro…,
Mirándome
las manos
–como
hacen los enfermos de continuo-,
veo
la faceto del diamante de mi anillo,
reflejarse
tu cara, mientras piensas
que
divago o medito,
o
sueño… He descubierto
por
azar este medio tan sencillo
de
verte y ver tu corazón, que es otro
diamante
puro y limpio.
Cuando
me muera, déjame
en el dedo este anillo.
Estoy muy mal… Sonrío
porque el desprecio del dolor me asiste,
porque aún miro lo bello en torno mío,
y… por lo triste que es el estar triste.
Pero ya la fontana
del sentimiento mana
tan lenta y silenciosa, que su canto,
sonoro otrora como risa, es llanto.
Manuel
Machado
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