lunes, 19 de agosto de 2019

ELEGÍA CONTRA LA PARED - Leopoldo de Luis


ELEGÍA CONTRA LA PARED


El metal oxidado y triste de los huesos.
La sangre como un mar encadenado clama
sintiendo sobre el mundo del odio, victoriosas
por el azul hermoso cruzas libres las águilas.

Los cuerpos como las de un hondo mar espeso
van a estrellarse sordos contra negras murallas,
contra sus arrecifes, contra sus propios muros
que manos y rencores y recuerdos levantan.

La dulcísimo alondra de la luz ya no anida,
ya no anida siquiera la luminosa lágrima
en los ojos sombríos, cual nidos de noviembre
que deshacen del viento de otoño las espadas.

Las manos son manojos de huesos sin caricias
y la carne, reseca tierra, se resquebraja
y la sangre es ya sólo un árbol de coral
sólido y rojo bajo las inmóviles aguas.

Rebaños de recuerdos, ya no pasan siquiera.
La lluvia de los días, tormentosa, fue mansa
y es al fin de silencio, se descuela sin ruido
cual sobre tierno césped, sobre arena ahuecada.

No se recuerda ya ni el perfume del llanto.
Ni el levísimo peso de la dicha y del ala
del amor, como pájaro, dando sentido y ritmo
a la marcha del tiempo y a la verdad humana.

Y sin embargo es vida. Son hombres como hogueras
cubiertas de ceniza triste, mas no apagadas.
El destino se incendia en su hielo abrasante.
Brotará del volcán silencioso la lava.

Yo canto vuestra inmóvil, vuestra sórdida vida,
y presagio barbechos de mies ensangrentada.
Prevengo un hondo salto de pantera, una curva
de tigre sobre el cielo, la rosa y las acacias.

Sombras errantes llevan a lo lejos paisajes
como nubes abiertas, mujeres desgarradas
en luminosos partos de dolor y alegría.
Lo veis vosotros desde vuestra sombría nada.

Y veis que un incesante, purificador llanto
cae sobre las ciudades, los campos. Los arrasa.
El urbano solar que amontona despojos
y la era donde el pan amargo se trabaja.

Pensad en ese beso, que será el de la muerte.
La vida es una herida que día a día sangra.
Pensad en ese beso que será el de la vida.
La muerte día a día duele como una llaga.

Leopoldo de Luis

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