NOCHEBUENA
Al callar la orquesta,
pasean veladas
sombras femeninas bajo los
ramajes,
por cuya hojarasca se
filtran heladas
quimeras de luna, pálidos
celajes.
Hay labios que lloran arias
olvidadas,
grandes lirios fingen los
ebúrneos trajes.
Charlas y sonrisas en locas
bandadas
perfuman de seda los rudos
boscajes.
Espero que ría la luz de tu
vuelta;
y en la epifanía de tu forma
esbelta,
cantará la fiesta en oro
mayor.
Balarán mis versos en tu
predio entonces,
canturreando en todos sus
místicos bronces
que ha nacido el niño-Jesús
de tu amor.
César Vallejo
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