A LOS
QUE DEJARON SU TIERRA
A mis padres
Mi
niñez continúa corriendo
por
sus calles blancas,
pasados
los años
me
sigo sintiendo un habitante en tierra extraña,
porque
te sigo amando
Barbate
de mis entrañas.
Fui
un emigrante, fui un pescador
que
tristemente soltó sus amarras
abandonando padres, familia
en
busca de un futuro, quizá mejor.
¿Qué
te hicieron pueblo mío?
Siendo
tanta tu hermosura y belleza
permitieron
que se fueran tus hijos
por
no poder explotar tu riqueza.
Nos
marchamos muchos.
Arrogantes
y valientes
--por
algo allí nació un torero—
y
siempre que podemos
hablamos
con esmero
del
pueblo del que procedemos:
orgullosos
de su aire marinero
incluso
de su levante,
de
sus viejos barcos
el
verde de sus pinares
y
del azul de su celo.
De
su antigua fábrica de conservas,
sus
hacendosas mujeres
y de este acento salobre
que
me acompañará
hasta
el último de mis amaneceres.
Maribel
Domínguez Duarte
De
“Nombre de mujer”
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