SI LA VOZ SE SINTIERA CON LOS OJOS
Si la voz se
sintiera con los ojos,
¡ay, cómo te vería!
Tu voz tiene una
luz que me ilumina, luz del oír.
Al hablar
se encienden los
espacios de sonido,
se le quiebra al
silencio
la gran oscuridad
que es. Tu palabra
tiene visos de
albor, de aurora joven,
cada día, al venir
de mí de nuevo.
Cuando afirmas,
un gozo cenital un
mediodía,
impera, ya sin arte
de los ojos.
Noche no hay si me
hablas por la noche.
Ni soledad, aquí
solo en mi cuarto,
si tu voz llega,
tan sin cuerpo, leve.
Porque tu voz crea
su cuerpo. Nacen
en el vacío
espacio, innumerables,
las formas
delicadas y posibles
del cuerpo de tu
voz. Casi se engañan
los labios y los
brazos que te buscan.
Y almas de labios,
almas de los brazos,
buscan alrededor
las, por tu voz
hechas nacer,
divinas criaturas,
invento de tu
hablar.
Y a la luz del oír,
en ese ámbito
que los ojos no
ven, todo radiante,
se besan por
nosotros
los dos enamorados
que no tienen
más día ni más noche
que tu voz
estrellada, o que tu sol.
Pedro Salinas
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