A FEDERICO GARCÍA LORCA
Sal tú, bebiendo campos y ciudades,
en largo ciervo de agua convertido,hacia el mar de las albas claridades,
del martín-pescador mecido nido;
hecho junco, a las altas soledades,
herido por el aire y requerido
por tu voz, sola entre las tempestades.
mi nombre en esas aguas corredoras,
que el viento llama, solitario, río.
vuélvete a tus montañas trepadoras,
ciervo de espuma, rey del monterío.
Quién trabaja para la poesía, recibe de Ella, el saber hermoso del bien hacer y la precisión del amor en cada acto.
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