ARTE POÉTICA
A Vicente Aleixandre
La
nostalgia del sol en los terrados,
en
el muro color paloma de cemento
--sin
embargo tan vívido—y el frío
repentino
que casi sobrecoge.
La
dulzura, el calor de los labios a solas
en
medio de la calle familiar
igual
que un gran salón, donde acudieran
multitudes
lejanas como seres queridos.
Y
sobre todo el vértigo del tiempo,
el
gran boquete abriéndose hacia dentro del alma
mientras
arriba sobrenadan promesas
que
desmayan, lo mismo que si espumas.
Es
sin duda el momento de pensar
que
el hecho de estar vivo exige algo,
acaso
heroicidades –o basta, simplemente,
alguna
humilde cosa común
cuya
corteza de materia terrestre
tratar
entre los dedos, con un poco de fe?
palabras,
por ejemplo.
Palabras
de familia gastadas tibiamente.
Jaime
Gil de Biedma
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