HOMENAJE A JOSÉ GARCÍA
Es tan extraño, hablar y escribir sobre
José, un personaje que formó parte de nuestras vidas durante muchos años. Conocí
a José y Esther el siglo pasado. Las sensaciones, vivencias, recuerdos, los
sentimientos a los que intentamos poner cuerpo, imágenes o palabras serán
parciales, no pueden rescatar en su totalidad, la grandeza de un ser, la
amabilidad de esa sonrisa mantenida o el latido del abrazo en cada saludo.
Sirva este prolegómeno para rememorar,
un mes después, tu viaje ignoto del que volver es una quimera que a todos nos
cuesta aceptar. Tal vez por el dolor, infinito, profundo, casi insoportable,
que nos dejó tu despedida. Un dolor traicionero, imprevisto que generó, en
todos los que te conocimos, lágrimas sin destino y la necesidad de encontrarnos
para, abrazarnos a ti, una vez más.
Los amigos me pidieron que hiciera de
portavoz, y traigo el sentir general de los que formaron parte de tu amistad. El
vocablo “Amigo” proviene del latín “Amicus, amare”, amar y eso has dejado a los
que compartimos tu amistad. La Historia poética, la que da cuenta de la verdad
de los pueblos, señala el 18 de agosto como la fecha en la que Federico García
Lorca es fusilado, y discúlpenme por la comparación, es otro 18 de agosto donde
nuestro rapsoda nos dejó. La Poesía dice que un hombre muere apenas si otros le
nombramos, por eso tu voz grabada y filmada, leyendo e interpretando en los
escenarios poemas, relatos y teatro, te mantiene presente cada día en nuestra
invisible memoria.
¿Te acuerdas José? Las finales de
Champions con los cuñados y amigos, las escapadas al Santander de la infancia,
los viernes por la tarde con los compañeros del trabajo, las excursiones de sólo
papás con los hijos, tus viajes por EEUU y latino América… con todo ello
disfrutabas y… de lo que estabas orgulloso, especialmente orgulloso fue de
Irene y Esther, con ellas fue donde cumpliste dos funciones imposibles de
realizar sin tolerancia, sin cierta sabiduría y toneladas de amor con
paciencia.
Hoy queremos recordarte llevando
adelante la tarea más difícil, el oficio más complejo, esa hermosa profesión,
que sólo pueden los mejores: ejercer de hombre en cada despedida.
¡¡Buen viaje amigo!!
Carlos Fernández