LOS OJOS
Descansa, Maestro, pues estamos cansados, muy cansados,
y sentiríamos los dedos del viento
sobre estos párpados que se nos cierran
húmedos y pesados como el plomo.
Descansa, hermano, pues ¡mira! ¡fuera está el alba!
La llama amarilla ha empalidecido
y la cera se derrite lentamente.
Libéranos, pues afuera hay hermosos colores,
el verde del musgo y el color de las flores,
y frescor bajo los árboles.
Libéranos, pues perecemos
en esta monotonía que no cesa
de feas marcas de impresión, negras
sobre el blanco de los pergaminos.
Libéranos, porque hay alguien
cuya sonrisa es más valiosa
que todo el viejo saber de tus libros,
y nos gustaría contemplarla.
Ezra Pound
Cuadro: "Los ojos del sueño" de Miguel O. Menassa