YA SE ALARGAN LAS TARDES, YA SE
DEJA…
Ya se alargan las tardes,
ya se deja
despacio acompañar el sol
postrero
mientras él, desde el
cielo de febrero,
retira al río la ciudad
refleja
de la corriente, sin cesar
pareja
–más todavía tras algún
remero-
a mi, que errante junto al
agua quiero
sentirme así fugaz sin una
queja,
viendo la lentitud con que
se pierde
serenando su fin tanta
hermosura,
dichosa de valer cuando más
arde
–bajo los arreboles- hasta
el verde
tenaz de los abetos y se
apura
la retirada lenta de la
tarde.
Jorge Guillén
Caudro: "La flor de la alegria" de Miguel O. Menassa
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