SE VAN TUS MANOS SOBRE MI MIRADA…
Se van tus manos sobre mi
mirada
la sostienes, la sueltas.
Embistes mi hombre
izquierdo,
lo sitias desde el cuello,
lo asaltas con las flechas
de tu boca.
Embistes mi hombro
izquierdo
feroz y dulcemente a dentelladas,
con su modo redondo
de hacer pasar el tiempo
entre los besos
y somos dos volutas de
humo
flotando en el espacio
llenándolo con chasquidos
y murmullos
o suavemente quedándonos
callados
para explorar el secreto profundo
de los poros
para penetrarlos en un afán
de invasión
de descorrer la piel
y encontrar nuestros ojos
mirándonos desde la
interioridad de la sangre.
Hablamos un lenguaje de
jeroglíficos
y me vas descifrando sin más
instrumentos
que la ternura lenta de
tus manos,
desenredándome sin
esfuerzo,
alisándome como una sábana
recién planchada,
mientras yo e voy dando mi
universo;
todos los meteoritos y las
lunas
que han venido gravitando
en la órbita de mis sueños,
mis dedos llenos del deseo
de tocar las estrellas
los soles que habitan en
mi cuerpo.
Una mansa sonrisa empieza
a subirme por los tobillos,
se va riendo en mis
rodillas
sube recorriendo mi
corteza de árbol
llenándome de capullos
reventados de gozo transparente.
El aire que sale de mis
pulmones va risueño
a vivir en el viento de la
noche
mientras de nuevo embistes
mi hombro izquierdo,
feroz
y dulcemente
a dentelladas.
Gioconda Belli
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