LOS
QUE SE HACEN UNA BOCA DE OSCURIDAD
Sabíamos,
pero no sabíamos.
Siglos
en nuestros bolsillos, calma atada al porvenir.
Sabíamos
pero no sabíamos qué éramos nosotros.
Las
manos amigas van a la comida y el cuello es el arma
de
longitud con que los murciélagos sustraen a los transeúntes
lo
últimos sueños de occidente.
Mal,
de una palabra y sus destinos.
Los
bailes se hicieron aburridos.
Rufianes
apocalípticos, auténticos sentidos de la noche,
nuestro
carácter de ventilación. Soledad sobre las mesas.
Cartas
boca arriba, catapulta al paraíso de la esclavitud.
Ah!
dulce carne cuando nos manteníamos en la distancia.
Ahora,
la piel que habito, se debate por ser.
Renunciar
a nada.
¿Quién?
Me pregunto ¿sabe su camino?
¿Quién
contrajo matrimonio con la muerte?
Circularidad
de la palabra. ¿Quién envidia?
¿Y
quién tumulto en que navegan las embarcaciones?
Las
olas sueñan pájaros en libertad.
Bocas de negrura contenida.
Moderación de olvido y esta noche la reina es la desidia,
el
tiempo del orgasmo pleno, como cataratas de luz golpeando lontananza,
donde
mis propios esclavos, batallan con la muerte.
Bocas
infinitas de pájaros sin cabeza, pájaros de frenesí,
azuzando
el cuerpo de las tinieblas.
Virginia
Valdominos
De
“Vamos a trabajar”
Cuadro: "Galope mortal" de Miguel Oscar Menassa
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