Siguiendo en el apartado de "POESÍA Y PINTURA", publicamos un poema de Luis Cernuda y una obra de Tiziano Vecellio di Gregorio
NINFA Y PASTOR
Lo
que mueve a l santo,
la
renuncia del santo
(Niega
tus deseos
Y
hallarás entonces
Lo
que tu corazón desea),
Son
sobrehumanos. Ahí te inclinas y pasas,
Porque
algunos nacieron para santos
Y
otros para ser hombres.
Acaso
cerca de dejar la vida,
De
nada arrepentido y siempre enamorado,
Y
con pasión que no desmienta a la primera,
Quisieras,
como aquel pintor viejo,
Una
vez más representar la forma humana,
Hablando
silencioso con ciencia ya admirable.
El
cuadro aquel aún miras,
Ya
no en su realidad, en la memoria;
La
ninfa desnuda y reclinada,
Y
a su lado el pastor, absorto todo
De
carnal hermosura.
El
fondo neutro, insinuado
Por
el pincel apenas.
La
luz entera mana
Del
cuerpo de la ninfa, que es el centro
Del
lienzo, su razón y su gozo;
La
huella curadora fresca en él todavía,
La
huella de los dedos enamorados
Que,
bajo su caricia, lo animaran
Con
candor animal y con gracia terrestre.
Desnuda
y reclinada contemplamos
Esa
curva adorable, base de la espalda,
Donde
el pintor se demoró, usando con ternura
Diestra,
no el pincel, mas los dedos,
Con
ahínco de amor y de trabajo
Que
son un acto solo, la cifra de una vida
Perfecta
al acabar, igual que el sol a veces
Demora
su esplendor cercano del ocaso.
Y
cuánto había amado, había vivido,
Había
pintado cuando pinto ese cuderpo:
Cerca
de los cien años prodigiosos;
Más
su fervor humano, agradecido al mundo,
Inocente
aún era en él, como en el mozo
Destinado
a ser hombre sólo y para siempre.
Luis
Cernuda
No hay comentarios:
Publicar un comentario