lunes, 27 de marzo de 2017

ENTRE CULTURAS


ENTRE CULTURAS

 

Todo parece confundirse sino fuera por las estrellas guiando al Sol,
en un viaje en el que los camellos se mueven como manetíes en el agua.
Y los perfumes de cristal tienen una fragancia que flotando se deja caer,
desde la América tropical hasta el Sáhara Marroquí.

 
Los obreros negros que trabajan en las bahías de Florida se tapan la cabeza con pañuelos,
sin imaginarse, que sus primos árabes se tapan la cabeza con turbantes del mismo azul para protegerse de ardientes días.

 
Además de la herencia de los ancestrales indios, se construyen casinos en los que ya no hacen hogueras,
ni tiendas de campaña, y aún tampoco se dejan ver a mujeres bailando en bikini;
igual que tampoco se ven mujeres bereberes contonearse, bajo la luna, una de sus danzas típicas al lado de las haimas.
Recuerdo al ver las coloridas tumbas de los reyes muertos de Marrakech a las máquinas tragaperras por su tamaño.

 
Una torre paisajística no es insólita entre el bosque, como las mezquitas y kasbah’s cerca del oasis de palmeras.
Los baños de palaya con peces esquivadores, nunca serán iguales que los hammam y masajes árabes con jabón negro.
Los puentes parecen montañas lejanas como dunas anochecidas,
y las algas en las playas son como cactus disecados por siglos entre arenas,
a pesar de que un té hidrata al final de los largos paseos del día.

 
Sandra Marie Steele Pastor
(Integrante del taller de poesía Grupo Cero en Alcalá de Henares)

 

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