jueves, 24 de octubre de 2013

Piel de otoño

Al Principio

Al principio era la estrella de tres puntas,
única sonrisa de luz a través de la cara vacía;
única rama de hueso a través del aire enraizado
la sustancia partida que fue la médula del sol primero;
y ardientes cifras en el curso espacio
iban mezclando el cielo y el infierno en su ronda.

Al principio era la firma pálida,
trisílaba y estrellada como la sonrisa;
y vinieron después las huellas sobre el agua,
el sello e la cara acuñada en la luna;
la sangre que tocaba el árbol de la cruz y el cáliz
tocó la primera nube y en ella dejó un signo.

Al principio era el fuego ascendente
que encendía con una chispa las atmósferas,
chispa de ojos rojizos, chispa de triplicados ojos,
brusca como una flor,
se irguió la vida a  chorros de los mares rodantes,
estalló en las raíces, arrancó de la tierra y la roca
los aceites secretos que impulsan la hierba.

Al principio era la palabra, la palabra
que de las sólidas bases de la luz
le sustrajo todas las letras al vacío;
y de las bases nubladas desaliento
la palabra fluyó, y al corazón tradujo
los primeros indicios de nacimiento y muerte.

Al principio era la mente secreta,
lamente estaba encarcelada y soldada al pensamiento
antes que la pendiente se bifurcara rumbo al sol;
antes que las venas se sacudieran en sus cedazos
se disparó la sangre y esparció hacia os vientos de la luz
la costilla original del amor

Dylan Thomas
Reino Unido 1914
Poema leído por Maribel Domínguez Duarte

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