LOS TRISTES
En cada fresco
brote, en cada rosa erguida,
cien gotas de
rocío brillan al sol que nace;
mas él ve que son
lágrimas que derraman los tristes
al fecundar la
tierra con su preciosa sangre.
Henchido está el
ambiente de agradables aromas,
las aguas y los
vientos cadenciosos murmuran;
mas él siente que
rugen con sordo clamoreo
de sofocados
gritos y de amenazas mudas.
¡No hay duda! De
cien astros nuevos, la luz radiante
hasta las más
recónditas profundidades llega;
mas sus hermoso
rayos
jamás en torno
suyo rompen la bruma espesa.
De la esperanza ¿en dónde crece la flor ansiada?
Para él en
dondequiera el retoñar se agosta,
ya bajo las
escarchas de egoísmo estéril,
o ya del
desengaño a la menguada sombra.
¡Y en vano el mar
extenso y las vegas fecundas,
los pájaros, las
flores y los frutos que siembra!;
para el
desheredado, sólo hay bajo los cielos
esa quietud
sombría que infunde la tristeza.
Rosalía de Castro
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