lunes, 30 de junio de 2025

HACIENDO TRAZOS




HACIENDO TRAZOS 



A veces me entretengo haciendo trazos

sobre el papel. Las rayas

como flechas se cruzan en el aire

blanco de la cuartilla. Ráfagas

son, borrando ahora caminos

que decididamente roturaban.

Y me enmimismo tras el laberinto

de líneas que me arrastran

y voy perdiendo pie, voy sumergiéndome

en su terrible nada,

en su desconcertante paradigma

de desorientación o vida o racha

de destino. Me pierdo. Soy un ciego

sobre el papel, que es mi papel, mi carta

de navegar sin rumbo, mi retrato,

mi desesperación, mi historia hallada

y perdida de nuevo y para siempre

porque no soy sino una inútil raya

que viene y va, dibuja jeroglíficos

de dolor y amargura y esperanza

y abre precipitantes galerías

hacia el vacío y tuerce rápidamente.

Cae al abismo de una pena

tan absolutamente innecesaria

como las remontadas alegrías

que sin porqué de vez en vez escala.

No soy más que este absurdo, este dibujo

sin razón y sin causa.  

 

Jamás completaré un solo rectángulo,

nunca estará la curva bien cerrada.

Mi vida entera es este lapicero

corriendo a un lado y otro, soy la marca

de un grafito tedioso; me revela

este ininteligible cardiograma.

No tengo rostro, ni figura, nadie

me reconoce, ni mi nombre habla

por mí. Soy solamente zigzagueo

enrevesado, inútil de unas rayas

que una mano cruelmente ovillea

en una triste página.

 

Leopoldo de Luis

De “Reformatorio de adultos” con “De aquí no se va nadie” 1971

Cuadro: "Para que algo nazca" de Miguel Oscar Menassa

 

 


jueves, 26 de junio de 2025

CUANDO SOBREVENÍA EL ABURRIMIENTO

 


CUANDO SOBREVENÍA EL ABURRIMIENTO

 

Cuando sobrevenía el aburrimiento

nos tendíamos en la arena con los niños

a la espera de nuestros buenos pescadores.

 

Todo era fácil en la tierra del sol.

 

Sin embargo el mar en tiempo del otoño

echaba sobre nuestros hombres su mirada

llamándolos a unirse con él y para siempre.

 

 

No te embarques en las desoladas mañanas

cuando siento en mi corazón la sudestada

cuando golpea contra mi cabeza el viento sur.

 

Sin hombres nuestro destino sería diferente.

 

Miguel Oscar Menassa

Cuadro: "La barca del olvido" de Miguel O. Menassa

miércoles, 25 de junio de 2025

LA JAULA



LA JAULA

 

Afuera hay sol.

No es más que un sol

pero los hombres lo miran

y después cantan.

 

Yo sé la melodía del ángel

y el sermón caliente

del último viento.

Sé gritar hasta el alba

cuando la muerte se posa desnuda

en mi sombra.

 

Yo lloro debajo de mi nombre.

Yo agito pañuelos en la noche

y barcos sedientos de realidad

bailan conmigo.

Yo oculto clavos

para escarnecer a mis sueños enfermos.

 

Afuera hay sol.

Yo me visto de cenizas.

 

Alejandra Pizarnik

Cuadro de Miguel Oscar Menasssa

 

 


martes, 24 de junio de 2025

LA VERDAD

LA VERDAD

 

¿Qué sonríe en la sombra sin muros que ensordece

mi corazón? ¿Qué soledad levanta

sus torturados brazos sin luna y grita herida

a la noche? ¿Quién canta sordamente en las ramas?

 

Pájaros no: memoria de pájaros. Sois eco,

sólo eco, pluma vil, turbia escoria, muerta materia sorda

aquí en mis manos. Besar una ceniza

no es besar el amor. morder una seca rama

no es poner estos labios brillantes sobre un seno

cuya turgencia tibia dé lumbre a estos marfiles

rutilantes. ¡El sol, el sol deslumbra!

 

Separar un vestido crujiente, resto inútil

de una ciudad. Poner desnudo

el manantial, el cuerpo luminoso, fluyente,

donde sentir la vida ferviente entre los ramos

tropicales, quemantes, que un ecuador empuja.

 

Bebed bebed la rota pasión de un mediodía

que en el cenit revienta sus luces y os abrasa

volcadamente entero, y os funde. ¡Muerte hermosa vital,

ascua del día! ¡Selva virgen que en llamas te destruyes!

 

Vicente Aleixandre

Cuadro: "La cueva del saber" de Miguel Oscar Menassa


CONFIANZAS

 

CONFIANZAS

 

Se siente a la mesa y escribe

“con este poema no tomarás el poder” dice

“con estos versos no harás la Revolución” dice

“ni con miles de versos harás la Revolución” dice

 

y más: esos versos no han de servirle para

que peones maestros hacheros vivan mejor

coman mejor o él mismo coma viva mejor

ni para enamorar a una le servirán

 

no ganará plata con ellos

no entrará al cine gratis con ellos

no le darán ropa por ellos

no conseguirá tabaco o vino por ellos

 

ni papagayos ni bufandas ni barcos

ni toros ni paraguas conseguirá por ellos

si por ellos fuera la lluvia lo mojará

no alcanzará perdón o gracia por ellos

 

“con este poema no tomarás el poder” dice

“con estos versos no harás la Revolución” dice

“ni con miles de versos harás la Revolución” dice

se sienta a la mesa y escribe

 

Juan Gelman

Cuadro de Miguel Oscar Menassa

 

viernes, 20 de junio de 2025

NACIMIENTO DEL POEMA

 


NACIMIENTO DEL POEMA

 

Va a nacer el poema en este instante.

Cuando se rompa un círculo y mis dedos

se vuelvan panorámicos y suden.

Cuando el gas encendido de la estufa

dibuje en la cocina un sol extraño,

y el salmón y las ostras modifiquen

la imagen vegetal de la lechuga.

Cuando pliegue los ojos y unas lágrimas

latentes se desprendan de mis párpados.

Cuando el mar se retire de mi alcoba

y alcance a ver las lúnulas del fondo,

tú, que observas el suave movimiento

de mis manos confusas y agitadas

al trazar la semblanza del análisis,

elúdete fugaz por esa cripta

de cisco azul y ruiseñores verdes,

que aun locutorio de agua te conduce.

 

Va a sentirse un estruendo, un estallido,

una luz de potencia sobrehumana,

la furia de un enorme juramento,

cuando escriba al declive de un instante

la sílaba final de este preludio.

 

El poema es así: nace terrible

cuando escindida la palabra muere.

 

Germán Pardo García

Cuadro: "La perla de la sabiduría" de Miguel O. Menassa

jueves, 19 de junio de 2025

EN EL BORDE

 

EN EL BORDE

 

Mi corazón avanza sin miedo por una esencial contradicción. Mi corazón alegre y aterrado, que baila con la flauta del mentiroso y se detiene ante una piedra desconocida.

 

Yo siembro en el campo de tu inmensidad. Oh insólita a quien la noche sorprende, como yo, lejos del reino de la noche.

 

Yo no estoy en el camino de los que detonan el universo y los que se deshacen por su cuenta, yo no quiero elegir entre los acuarios y el Mar Muerto.

 

¿Acaso no puedes, todavía y siempre, compartir este verano, en medio de los árboles gigantes, hecho por nosotros y hecho para nosotros, que todo le debe al dolor y nada debe al dolor, y en el que moriremos sin protocolos inútiles?

 

¡Todo un anillo de terror, como un incendio, en medio de la claridad que abrimos, trémulos privilegiados, para perdernos más intensamente!

 

El viejo cuyo rostro es apenas visible, a quien espera la mañana.

 

La niña de simples movimientos que salta de eternidad en eternidad, bajo las amenazas del litio. Estos son mis cimientos.

 

Aquello de que huyes es el poema. Aquello que te detiene y te espanta, es el poema.

Él quiere pasar por aquí, eso es todo.

 

Desasosiego: tu sosías escapa, en tanto tú te paralizas. La rosa desgarrada en la

noche del monstruo. Y las estrellas brillantes.

 

Rostro fugaz en la tormenta, tu ausencia yo ya la conocía, tu ausencia, el viejo

abismo tenebroso. Buena suerte, rostro perdido en la tormenta.

 

Cuando yo cierre los ojos, mi amor, los abrirás al otro lado del tiempo.

 

En suma, yo tengo una patria, leve posesión. Una patria oprimida por la ingratitud y el olvido, la dimisión y la negligencia.

 

Cuando me sueltan, y vuelvo allí, yo amo.

 

Abre, Sésamo, la puerta de mi casa. Allí, donde reina la lámpara del hombre, yo

ceso y recupero lo esencial. Yo soy el grillo que a saltado a la noche.

 

La soledad comienza donde los otros, el miedo en la mirada, se terminan. Vuelves a  tu peña junto al mar, que la tormenta visita y los espectros prefieren. ¿Cuántos rostros borrados hoy, apenas comenzadas las ceremonias del alba? ¡Ah, el

encuentro es difícil cuando todas las cartas están sobre la mesa! ¿Pero a quién

hablas, sino al amor, magnolia lúcida que todo te olvidas?

 

En mi campo de honor yo siembro. En mi campo de tinieblas me maravillo.

 

Aprende de los niños, esos desterrados de la noche, que en su noche más vasta se abandonan y vuelven como rayos a la realidad.

 

Raúl Gustavo Aguirre

Cuadro: "Alli te espero" de Miguel O. Menassa

 

miércoles, 18 de junio de 2025

BUSCO UNA ENFERMEDAD QUE NO ME ACABE


 

BUSCO UNA ENFERMEDAD QUE NO ME ACABE

 

Busco una enfermedad que no me acabe

sino el dolor constante de la vida:

algo para fingir que estoy dormida

detrás de este temblor de escarcha grave.

 

Busco una agua cósmica que lave

la lágrima terrible que me oxida;

busco el morir distinto, y voy herida

de una pena vulgar que nadie sabe.

 

Y así me marcho, sonriendo a todos,

luminosa de gracia y desventura,

con el secreto horror hasta los codos;

 

callándome en el verso y en la prosa,

para que escriban en mi tierra dura:

Esta mujer ha muerto de dichosa.

 

Cariada Oliver Labra

Cuadro: "Por nacer" de Miguel O. Menassa

 

martes, 17 de junio de 2025

EL ÁNGEL

 


EL ÁNGEL

 

Me he levantado,

he cubierto mi mesa con su tapete verde

y me he sentado cuidadosamente a deshojar

esta pequeña flor. Todo empezaba así.

Todo menos la muerte,

menos la vida,

el amor o el

odio.

Todo empezaba así,

la pasión de morir,

de vivir,

de amar, de odiar.

Oscuro jugador,

frente a mí el ángel

con su terrible luz,

su espada,

su abrasadora verdad.

Yo tenía solamente una flor.

Al sí y al no

jugaba contra el ángel,

jugaba al sí y al no,

al siempre, al todavía.

Pero tú conocías,

adversario cruel,

todas mis suertes.

Nada te delataba,

separado de mí

por una mesa

con su tapete verde,

una pequeña flor,

toda la muerte.

Fue larga la velada.

Al fin me diste un nombre.

Yo tenía una flor,

tú una espada de fuego. Yo

la sola libertad de querer tu victoria.

 

José Ángel Valente

Cuadro de Miguel O. Menassa

 

lunes, 16 de junio de 2025

PÁLIDA CIUDAD



PÁLIDA CIUDAD

 

Es ésta una ciudad donde el invierno

se despide con estos plumosos del otoño

y los semáforos

confunden puertos y ciénagas, con su luz.

Húmeda recorro la piel del que duerme destinos ocultos.

Pálida ciudad

hoy no amaré a nadie

vine a morir.

Cuando el sol cae cobarde y lentamente

no deseo verdor

sólo estas notas lentas.

En la desolada ciudad tuve un amigo

con una piedra en forma de lagarto

latiendo en el centro de su cuerpo.

Vivimos juntos en medio del asombro.

La guerra, aguas y espejos

y pequeños relámpagos.

Mi padre espera en la ciudad terrible

cruzó todas las puertas para morir

cavando una zanja o plantando soles

o ardiendo de noche mientras atravesaba a nado alguna

acequia.

Mi padre es triste las tardes de domingo

cuando miramos del brazo interminables túneles

y vuelve a confesar que me ama

que ama mi ciudad.

Muere mi padre muerto, tornado de mi brazo.

Nunca hubo realmente reinos

y el poder era música,

olvidaré al abuelo indio azotado hasta morir

y ése

ciertamente

es mi gesto de tristeza.

 

María Chévez

Cuadro: "Deseo los colores" de Miguel O. Menassa