viernes, 17 de mayo de 2024

VIAJE



VIAJE

 

¡Qué golpe aquel de aldaba

sobre el ébano frío de la noche!

Se desclavaron las estrellas frágiles.

 

Todos los prisioneros percibimos

el descoserse de la cerradura.

¿Por quién? ¿Adónde?

 

El sol su página plisada

entró por la rendija oblicuamente,

iluminando el polvo.

 

Descorrió su cortina el elegido,

y penetró en los ámbitos sonoros

del Triángulo y la espuma.

 

Nos dejó la burbuja de su ausencia

y la conversación de sus elogios.

 

Manuel Altolaguirre

Cuadro: "La isla de Borondón" de Miguel Oscar Menassa

 

 


miércoles, 15 de mayo de 2024

NOCTURNO Y ELEGÍA

 

NOCTURNO Y ELEGÍA

 

 

Si pregunta por mí, traza en el suelo

una cruz de silencio y de ceniza

sobre el impuro nombre que padezco.

Si pregunta por mí , di que me he muerto

y que me pudro bajo las hormigas.

Dile que soy la rama de un naranjo,

la sencilla veleta de una torre.

 

No le digas que lloro todavía

acariciando el hueco de su ausencia

donde su ciega estatua quedó impresa

siempre al acecho de que el cuerpo vuelva.

La carne es un laurel que canta y sufre

y yo en vano esperé bajo su sombra.

Ya es tarde. Soy un mudo pececillo.

 

Si pregunta por mí dale estos ojos,

estas grises palabras, estos dedos:

y la gota de sangre en el pañuelo.

Dile que me he perdido, que me he vuelto

una oscura perdiz, un falso anillo

a una orilla de juncos olvidados;

dile que voy del azafrán al lirio.

 

Dile que perpetuar sus labios,

habitar el palacio de su frente.

Navegar una noche en sus cabellos.

Aprender el color de sus pupilas

y apagarme en su pecho suavemente,

nocturnamente hundido, aletargado

en un rumor de venas y sordina.

 

Ahora no puedo ver aunque suplique

el cuerpo que vestí de mi cariño,

me quedé fijo, roto, desprendido.

Y si dudáis de mi creed al viento,

mirad al norte, preguntad al cielo.

Y os dirán si aún espero o si anochezco.

 

¡Ah! si pregunta dile lo que sabes.

De mi hablarán un día los olivos

cuando yo sea el ojo de la luna,

impar sobre la frente de la noche,

adivinando conchas de la arena,

el ruiseñor suspenso de un lucero

y el hipnótico amor de las mareas.

 

Es verdad que estoy triste, pero tengo

sembrada una sonrisa en el tomillo,

otra sonrisa la escondía en Saturno

y he perdido la otra no sé dónde.

Mejor será que espere a medianoche,

y a la vigilia del tejado fría.

 

No me recuerdes su entregada sangre

ni que yo puse espinas y gusanos

a morder su amistad de nube y brisa.

No soy el ogro que escupió en su agua

ni el que un cansado amor paga en monedas.

¡No soy el que frecuenta aquella casa

presidida por una sanguijuela!

 

(Allí se va con un ramo de lirio

a que lo estruje un ángel de alas turbias.)

No soy el que traiciona a las palomas,

a los niños, a las constelaciones…

Soy una verde luz desamparada

que su inocencia busca y solicita

con dulce silbo de pastor herido.

 

Soy un árbol, la punta de una aguja,

un alto gesto encuentre un equilibrio:

la golondrina en cruz, el aceitado

vuelo de un búho, el susto de una ardilla.

Soy todo, menos eso que dibuja

un índice con cieno en las paredes

de los burdeles y los cementerios.

 

Todo, menos aquello que se oculta

bajo una seca máscara de esparto.

Todo, menos la carne que procura

voluptuosos anillos de serpiente

ciñendo en espiral viscosa y lenta.

Soy lo que me destines, lo que inventes

para enterrar mi llanto en la neblina.

 

Si pregunta por mí, dile que habito

en la hoja del acanto y en la acacia.

O dile, si prefieres, que me he muerto

Dale el suspiro mío, mi pañuelo;

mi fantasma en la nave del espejo.

Tal vez me llore en el laurel o buque

mi recuerdo en la forma de una estrella.

 

Emilio Ballagas

Cuba 1908 - 1954

Cuadro: "Reinado de nubes" de Miguel Oscar Menassa

martes, 14 de mayo de 2024

RECITAL DE POESÍA Y MÚSICA, GRUPO CERO DE ALCALÁ EN EL CAFÉ CONTINENTAL

 


RECITAL DE POESÍA Y MÚSICA, GRUPO CERO DE ALCALÁ EN EL CAFÉ CONTINENTAL

Domingo 12 de mayo de 2024.

Comenzar, emprender, dar un primer paso, hacer algo nuevo, algo diferente siempre cuesta: pero una vez comenzada una labor, estudio o trabajo de cualquier índole, lo difícil es PERMANECER; máxime aún cuando es algo placentero, que hacemos por pura vocación, como es el caso de las artes o de cualquier afición.

El taller de Poesía Grupo Cero Alcalá, permanece desde hace 25 años con su actividad poética en nuestra ciudad.

Todos los domingos por la tarde, un grupo de personas se reúnen para conversar, leer, descubrir y leer poesía. Coordinado, desde entonces, por Carlos Fernández del Ganso, el taller nació por una necesidad en Alcalá de Henares, ya que anteriormente existían talleres de poesía en Madrid.

Por ese motivo, el pasado domingo, los componentes de dicho taller se unieron para celebrarlo, junto a un numeroso público, donde también se encontraban antiguos alumnos, aquellos que inauguraron el taller en sus comienzos.

Entre el público que acudió al Café Continental de la calle Empecinado, se encontraban personas pertenecientes a diferentes ámbitos y asociaciones culturales, se quisieron unir a la fiesta, no sin antes, dar las gracias por la labor de difusión poética que hace el taller en nuestra ciudad.

Amenizaron el acto, el grupo “Razón y Compás” asiduos a los recitales de Poesía, que con sus voces, guitarras e instrumentos hicieron las delicias de todos los presentes, tanto de las personas que leyeron sus poemas como de las que escuchaban.

Enhorabuena al Taller de Poesía Grupo Cero Alcalá por esa permanencia, por su labor cultural y a todos sus integrantes especialmente a su coordinador por su constancia y trabajo.

 

Maribel Domínguez Duarte


lunes, 13 de mayo de 2024

ELEGÍA

 


ELEGÍA

 

 

Cuando dos que se han amado se separan

-para siempre-

algo se quiebra en el orden interno

de la noche.

Una mano llama al guante ya perdido

y un hálito

se posa tibiamente en la heredad

del árbol.

Cuando dos se dicen adiós ante el espejo

-sin tocarse

apoyando los dedos en las sombras

la forma detiene el tiempo,

y en el agua

la luz adquiere imagen de ventana.

Puede ser que esa luz

en forma deslumbrante se haga ancha

como el mundo

y un pájaro multicolor caiga desplomado,

herido por la sed

que media en el instante

de esos dos que alguna vez se amaron para siempre.

Cuando dos que se aman todavía

–se separan

algo los cubre suavemente

y un lenguaje tácito se nace

en el sitio en que esos dos dejaron

la recíproca tortura de olvidarse.

Algo envejece para siempre sobre el aire.

Posiblemente se suicide un ángel de tristeza

al mirar cuando esos dos desaparecen

-separados por pasos y por besos

inventando historias y cantando,

mojados y oscuros de una lluvia

que refleja el rumor de sus palabras.

Cuando dos que se amaron se separan,

el verano sube sobre las alas de la noche

y una hoja, sobre el azul del cielo,

abre los ojos y oculta su estupor

con un conjuro.

Cuando dos que se aman se separan

-sin rencores o espadas

un fantasma encantado cobra vida

y se inclina a recoger

a esos dos labios,

desnudos para siempre de lenguajes.

 

Alfonso Chase

Costa Rica 1944

Cuadro: "Remolino de amor" de Miguel Oscar Menassa

 

viernes, 10 de mayo de 2024

EPITAFIO A LA ROSA

 

EPITAFIO A LA ROSA

 

 

Rompo una rosa y no te encuentro.

Al viento, así, columnas deshojadas,

palacio de la rosa en ruinas.

Ahora –rosa imposible- empiezas:

por agujas de aire entretejida

al mar de la delicia intacta,

donde todas las rosas

-antes que rosa

belleza son sin cárcel de belleza.

 

Mariano Brull

Cuba, 1891 - 1956

Cuadro: "Renuncia" de Miguel Oscar Menassa

 

jueves, 9 de mayo de 2024

SABOR



SABOR

 

 

De falsas astrologías, de costumbres un tanto lúgubres,

vertidas en lo inacabable y siempre llevadas al lado,

he conservado una tendencia, un sabor solitario.

 

De conversaciones gastadas como usadas maderas,

Con humildad de sillas, con palabras ocupadas

en servir como esclavos de voluntad secundaria,

teniendo esa consistencia de la leche, de las semanas muertas,

del aire encadenado sobre las ciudades.  

 

Quién puede jactarse de paciencia más sólida?

La cordura me envuelve de piel compacta

de un color reunido como una culebra:

mis criaturas nacen de un largo rechazo:

ay, con un solo alcohol puedo despedir este día

que he elegido, igual entre los días terrestres.

 

Vivo lleno de una substancia de color común, silenciosa

como una vieja madre, una paciencia fija

como sombra de iglesia o reposo de huesos.

Voy lleno de esas aguas dispuestas profundamente,

preparadas, durmiéndose en una atención triste.

 

En mi interior de guitarra hay un aire viejo,

seco y sonoro, permanecido, inmóvil,

como una nutrición fiel, como humo:

un elemento en descanso, un aceite vivo:

un pájaro de rigor cuida mi cabeza:

un ángel invariable vive en mi espada.

 

Pablo Neruda

Cuadro de Miguel Oscar Menassa

 


miércoles, 8 de mayo de 2024

OCIO

 

 


OCIO

 

 

Ella duerme. La hora en que los hombres

ya se han despertado, y poca luz

entra todavía para herirlos.

 

Con muy poco tenemos bastante. Solo

el sentimiento de dos cosas:

la tierra gira y las mujeres duermen.

 

Conciliados, caminemos

hacia el fin del mundo. No necesitamos

hacer nada para ayudarlo.

 

Gabriel Ferrater

España 1922 - 1972

Cuadro: "Miradas en la cumbre" de Miguel Oscar Menassa 

 

 

 

martes, 7 de mayo de 2024

TE DIRÉ EL SECRETO DE LA VIDA



TE DIRÉ EL SECRETO DE LA VIDA

 

 

El secreto de la vida es intercalar

entre palmera y palmera un hijo pródigo

y a la derecha del viento y a la izquierda del loco

conseguir que se filtre una corona real.

Levántate cada día a hora distinta

y ente hora y hora

compóntelas para incrustar un ángel.

 

Nada hay como un suspiro intercalado

y entre suspiro y suspiro

la melodía ininterrumpida.

 

Déjame que te cante

la grieta azul y en intervalo.

 

Gerardo Diego

Cuadro: "Delirios de amor" de Miguel Oscar Menassa

 

 

 

 


lunes, 6 de mayo de 2024

COLECCIÓN NOCTURNA

 


COLECCIÓN NOCTURNA

 

 

He vencido al ángel del sueño, el funesto alegórico:

su gestión insistía, su denso paso llega

envuelto en caracoles y cigarras,

marino, perfumado de frutos agudos.

 

Es el viento que agita los meses, el silbido de un tren,

el paso de la temperatura sobre el lecho,

un opaco sonido de sombra

que cae como trapo en lo interminable,

una repetición de distancias, un vino de color confundido,

un peso polvoriento de vacas bramando.

 

A veces su canasto negro cae en mi pecho,

sus sacos de dominio hieren mi hombro,

su multitud de sal, su ejército entreabierto

recorren y revuelven las cosas del cielo:

él galopa en la respiración y su paso es de beso:

su salitre seguro planta en los párpados

con vigor esencial y solemne propósito:

entra en lo preparado como un dueño:

su subsancia sin ruido equipa de pronto,

su alimento profético propaga tenazmente.

 

Reconozco a menudo sus guerreros,

sus piezas corroídas por el aire, sus dimensiones,

y su necesidad de espacio es tan violenta

que baja hasta mi corazón a buscarlo:

él es el propietario de las mesetas inaccesibles,

él baila con personajes trágicos y cotidianos:

de noche rompe mi piel su ácido aéreo

y escucho en mi interior temblar su instrumento.

 

Yo oigo el sueño de viejos compañeros y mujeres amadas,

sueños cuyos latidos quebrantan:

su material de alfombra piso en silencio,

su luz de amapola muerdo con delirio.

 

Cadáveres dormidos que a menudo

danzan asidos al peso de mi corazón,

¡qué ciudades opacas recorremos!

Mi pardo corcel de sombra se agiganta,

y sobre envejecidos tahúres, sobre lenocinios de escaleras gastadas,

sobre lechos de niñas desnudas, entre jugadores de foot-ball,

del viento ceñidos pasamos:

y entonces caen a nuestra boca esos frutos blandos del cielo,

los pájaros, las campanas conventuales, los cometas:

aquel se nutrió de geografía pura y estremecimiento,

ese tal vez nos vio pasar centelleando.

 

Camaradas cuyas cabezas reposan sobre barriles,

en un desmantelado buque prófugo, lejos,

amigos míos sin lágrimas, mujeres de rostro cruel:

la medianoche ha llegado y un gong de muerte

golpea en torno mío como el mar.

Hay en la boca el sabor, la sal del dormido.

 

Fiel como una condena, a cada cuerpo

la palidez del distrito letárgico acude:

una sonrisa fría, sumergida,

unos ojos cubiertos como fatigados boxeadores,

una respiración que sordamente devora fantasmas.

 

En esa humedad de nacimiento, con esa proporción tenebrosa,

cerrada como una bodega, el aire es criminal:

las paredes tienen un triste color de cocodrilo,

una contextura de araña siniestra:

se pisa en lo blando como sobre un monstruo muerto:

las uvas negras inmensas, repletas,

cuelgan de entre las ruinas como odres:

oh Capitán, en nuestra hora de reparto

abre los mudos cerrojos y espérame:

allí debemos cenar vestidos de luto:

el enfermo de malaria guardará las puertas.

 

Mi corazón, es tarde y sin orillas,

el día, como un pobre mantel puesto a secar,

oscila rodeado de seres y extensión:

de cada ser viviente hay algo en la atmósfera:

mirando mucho el aire aparecerían mendigos,

abogados, bandidos, carteros, costureras,

y un poco de cada oficio, un resto humillado

quiere trabajar su parte en nuestro interior.

yo busco desde antaño, yo examino sin arrogancia,

conquistado, sin duda, por lo vespertino.

 

Pablo Neruda

Cuadro: "Poeta encandilado" de Miguel Oscar Menassa

 

 

sábado, 4 de mayo de 2024

NOCTURNO DE VERMONT

 


NOCTURNO DE VERMONT

 

 

Me han contado también que allá las noches

tienen ojos azules

y lavan sus cabellos en ginebra.

 

¿Es cierto que allá en Vermont, cuando sueñas,

el silencio es un viento de jazz sobre la hierba?

 

¿Y es cierto que allá en Vermont los geranios

inclinan al crepúsculo,

y en tu voz, a la hora de mi nombre,

en tu voz, las tristezas?

 

O tal vez, desde Vermont enjoyado de otoño,

besada tarde a tarde por un idioma pálido

sumerges en olvido la cabeza.

Porque en barcos de nieve, diariamente,

tus cartas no me llegan.

Y como el prisionero que sostiene

con su frente lejana

las estrellas:

chamuscadas las manos, diariamente

te busco ente la niebla.

 

Ni el galope del mar; atrás quedaron

inmóviles sus cascos de diamante en la arena.

 

Pero un viento más bello

amanece en mi cuarto,

un viento más cargado de naufragios que el mar.

 

(Que luna inalcanzable

desmadejan tus manos

en tanto el tiempo temporal golpeando

como una puerta de silencio suena.)

 

Desde el viento te escribo.

Y es cual si navegaran mis palabras

en los frascos de nácar que los sobrevivientes

encargan al vaivén de las sirenas.

 

A lo lejos escucho

el estrujado celofán del río

bajar la ladera.

(un silencio de jazz sobre la hierba.)

 

Y pregunto y pregunto:

¿Es cierto que allá en Vermont

las noches tienen ojos azules

y lavan sus cabellos en ginebra?

 

¿Es cierto que allá en Vermont los geranios

otoñan las tristezas?

 

¿Es cierto que allá en Vermont es agosto,

y en este mar, ausencia…?

 

César Calvo

Perú, 1942-2000

Cuadro: "Espacio en vuelo" de Miguel Oscar Menassa

viernes, 3 de mayo de 2024

LA VOZ SOBRE EL OLVIDO

 


LA VOZ SOBRE EL OLVIDO

 

 

Soy la oscura mitad de tu existencia.

Fruto de llanto abierto en la penumbra,

alondra vegetal que se acostumbra

a la rama con sangre de tu ausencia.

 

Sombra de una memoria sin presencia

bajo la noche que tu llanto alumbra,

abierto corazón que no vislumbra

su cielo derrumbado a tu sentencia.

 

Colmena de ceniza, dispersado

palomar de la nostalgia, voz tardía

de nocturno rumor, atribulado

 

fuego de soledad y de agonía

donde la muerte con su musgo helado

cubre la rama de la ausencia fría.

 

Carlos Martín

Colombia, 1914

Cuadro: "Amores que se van" de Miguel Oscar Menassa

miércoles, 1 de mayo de 2024

DESPUÉS DE LA DESPEDIDA

 


DESPUÉS DE LA DESPEDIDA

 

 

El momento llegó de la partida.

Es hora ya de que el viajero ande.

Lloras y eres más bella entristecida:

yo estoy triste también, y amo mi herida

pues sé que es el dolor lo único grande

que hay en medio del barro de la vida.

 

Estamos juntos, sin decirnos nada.

Tu amor perfuma, mi pasión florece;

tiembla el llanto encendido en tu mirada,

pálida sombra en tus ojeras viste.   

Lloras; y en tanto que el silencio crece,

yo me pongo a mirar cómo anochece

en tu mirada luminosa y triste…!

 

La calle, el libro, el oro del poniente

te hablarán al oído del ausente.

Oye: fija los ojos en la altura;

y mientras yo por el erial me pierdo,

sé buena, humilde y pura,

y calienta el jardín de tu ternura

con el rayo del sol de mi recuerdo!

 

****

 

Así te dije. Al fin llegase el día

de marchar. La mañana estaba fría,

trivial e indiferente.

Las campanas sonaban.

Era el día de Ceniza. Lentamente

iban los transeúntes, y llevaban

la cruz de plomo en o alto de la frente.

Nosotros con el rito no cumplimos

pues la ceniza en nuestro ser ya estaba.  

 

Casi serenos, la piqueta oímos

que hora por hora en el olvido excava:

¿Qué importa una existencia que es mentira?

Se agranda el sol cuando la tarde expira…

¡como el amor cuando el placer se acaba!

 

Juntas las manos en estrecho nudo,

te di el último beso, largo y mudo,

que fue como un sarcasmo de la suerte:

pues él me pareció, ya enlutecido

por la ausencia, a la hora de perderte,

¡un banquete de púrpura servido

en la misma antesala de la muerte!

 

Maldije, como farsa y como escoria,

nombre y esfuerzo, juventud y gloria,

nulos ante este idilio hecho pedazos…

y dándote el adiós de despedida,

crucifiqué los sueños de mi vida

sobre la cruz de mármol de tus brazos.

 

Aurelio Martínez Mutis

Cuadro: "Los brotes de la tierra" de Miguel O. Menassa