martes, 4 de marzo de 2025

ELEGÍA DE UN MADRIGAL

 

ELEGÍA DE UN MADRIGAL

 

Recuerdo que una tarde de soledad y hastío,

¡oh tarde como tantas!, el alma mía era,

bajo el azul monótono, un ancho y terso río

que ni tenía un pobre juncal en su ribera.

 

¡Oh mundo sin encanto, sentimental inopia

que borra el misterioso azogue del cristal!

¡Oh el alma sin amores que el Universo copia

con un irremediable bostezo universal!

 

Quiso el poeta recordar a solas

las ondas bien amadas, la luz de los cabellos

que él llamaba en sus rimas rubias olas.

Leyó… la letra mata: no se acordaba de ellos…

 

Y un día –como tantos-, al aspirar un día

aromas de una rosa que en el rosal se abría,

brotó como una llama la luz de los cabellos

que él en sus madrigales llamaba rubias olas;

brotó, porque un aroma igual tuvieran ellos…

Y se alejó en silencio para llorar a solas.

 

Antonio Machado

Cuadro: "Verde pasión" de Miguel O. Menassa

 

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