viernes, 29 de noviembre de 2024

EL ESCOLAR PEREZOSO

 

EL ESCOLAR PEREZOSO

 

Dice no con la cabeza

pero dice sí con el corazón

dice sí a lo que quiere

dice no al profesor

está de pie

lo interrogan

le plantean todos los problemas

de pronto estalla en carcajadas

y borra todo

los número y las palabras

los datos y los nombres

las frases y las trampas

y sin cuidarse de la furia del maestro

ni de los gritos de los niños prodigio

con tizas de todos los colores

sobre el pizarrón del infortunio

dibuja el rostro de la felicidad.

 

De “Paroles”

Jacques Prevert

Cuadro: "El abismo de las horas quietas" de Miguel O. Menassa

miércoles, 27 de noviembre de 2024

MOMENTOS FELICES


MOMENTOS FELICES

 

Cuando llueve, y reviso mis papeles, y acabo

tirando todo al fuego: poemas incompletos,

pagarés no pagados, cartas de amigos muertos,

fotografía, besos guardados en un libro,

renuncio al peso muerto de mi terco pasado,

soy fúlgido, engrandezco justo en cuanto me niego,

y así atizo las llamas, y salto la fogata,

y apenas si comprendo lo que al hacerlo siento,

¿no es la felicidad lo que me exalta?

 

Cuando salgo a la calle silbando alegremente

–el pitillo en los labios, el alma disponible-

y les hablo a los niños o me voy con las nubes,

mayo apunta y la brisa lo va todo ensanchando,

las muchachas estrenan sus escotes, sus brazos

desnudos y morenos, sus ojos asombrados,

y ríen ni ellas saben por qué sobreabundando,

salpican de alegría que así tiembla reciente,

¿no es la felicidad lo que siente?

 

Cuando llega un amigo, la casa está vacía,

pero mi amada saca jamón, anchoas, queso,

aceitunas, percebes, dos botellas de blanco,

y yo asisto al milagro –sé que todo es fiado-,

y no quiero pensar si podremos pagarlo;

y cuando sin medida bebemos y charlamos,

y el amigo es dichoso, cree que somos dichosos,

y lo somos quizá burlando así a la muerte,

¿no es felicidad lo que trasciende?

 

Cuando me he despertado, permanezco tendido

con el balcón abierto. Y amanece: las aves

trinan su algarabía pagana lindamente:

y debo levantarme, pero no me levanto;

y veo, boca arriba, reflejada en el techo

la ondulación del mar y el iris de su nácar,

y sigo allí tendido, y nada importa nada,

¿no aniquilo así el tiempo? ¿No me salvo del miedo?

¿No es felicidad lo que amanece?

 

Cuando voy al mercado, miro los abridores,

y, apretando los dientes, las redondas cerezas,

los higos rezumantes, las ciruelas caídas

del árbol de la vida, con pecado sin duda

pues que tanto me tientan. Y pregunto su precio,

regateo, consigo por fin una rebaja,

mas terminado el juego, pago el doble y es poco,

y abre la vendedora sus ojos asombrados,

¿no es la felicidad lo que allí brota?

 

Cuando puedo decir: el día ha terminado.

Y con el día digo su trajín, su comercio,

la busca del dinero, la lucha de los muertos.

Y cuando así cansado, manchado, llego a casa,

me siento en la penumbra y enchufo el tocadiscos,

y acuden Kachaturian o Mozart, o Vivaldi,

y la música reina, vuelvo a sentirme limpio,

sencillamente limpio y, pese a todo, indemne,

¿no es la felicidad lo que me envuelve?

 

Cuando tras dar mil vueltas a mis preocupaciones,

me acuerdo de un amigo, voy a verle, me dice:

“Estaba justamente pensando en ir a verte”.

Y hablamos largamente, no de mis sinsabores,

pues él, aunque quisiera, no podría ayudarme,

sino de cómo van las cosas en Jordania,

de un libro de Neruda, de su sastre, del viento,

y al marcharme me siento consolado y tranquilo,

¿no es la felicidad lo que me vence?

 

Abrir nuestras ventanas; sentir el aire nuevo;

pasar por un camino que huele a madreselvas;

beber con un amigo; charlar o bien callarse;

sentir que el sentimiento de los otros es nuestro;

mirarse en unos ojos que nos miran sin macha,

¿no es esto ser feliz pese a la muerte?

Vencido y traicionado, ver casi con cinismo

que no pueden quitarme nada más y que aún vivo,

¿no es la felicidad que no se vende?

 

Gabriel Celaya

Cuadro: "Después de bailar" de Miguel O. Menassa


martes, 26 de noviembre de 2024

EL AMOR DUERME EN EL PECHO DEL POETA

 


EL AMOR DUERME EN EL PECHO DEL POETA

 

Tú nunca entenderás lo que te quiero

porque duermes en mí y estás dormido.

Yo te oculto llorando, perseguido

por una voz de penetrante acero.

 

Norma que agita igual carne y lucero

traspasa ya mi pecho dolorido

y las turbias palabras han mordido

las alas de tu espíritu severo.

 

Grupo de gente salta en los jardines

esperando tu cuerpo y mi agonía

en caballos de luz y verdes crines.

 

Pero sigue durmiendo, vida mía

¡Oye mi sangre rota en los violines!

¡Mira que nos acechan todavía!

 

Federico García Lorca

Cuadro: "Una pasión irremediable" de Miguel Oscar Menassa 

sábado, 23 de noviembre de 2024

TÚ, TIEMPO DEL AMOR, ¿DE DÓNDE SALES?

 


TU, TIEMPO DEL AMOR, ¿DE DÓNDE SALES?

 

TÚ, tiempo del amor, ¿de dónde sales?

¡Oh tú! Inconmensurable caprichoso,

¿por qué medida se te mediría

tu feliz escapada de relojes?

¿Quién te cuenta, te cuentan las espumas,

que el río inventa en piedras a su paso?

¿Te cuentan esos píos

de pájaros felices,

cuyo tic-tac llenó el reloj dorado,

de la tarde sin mancha?

¿Te riges por el número

de gotas que le caben a una rosa,

si una tarde de abril por azar llueve?

A tu lado los tiempos de los hombres

pasan tan miserables como esclavos

junto a algún dios ligero.

El tiempo de las oficinas,

tan manchado de tinta y de ceniza.

El tiempo de los trenes…

 

¿Qué secreto llevamos en los ojos,

tú y yo esta tarde?

El tiempo del amor, el sin medida.

Nadie nos mide, estamos escapados.

La vida que transcurre por nosotros

no se puede contar con maquinarias.

¿Se contará con qué? Tú lo imaginas.

 

La unidad de ese tiempo es que queremos

olvidados del tiempo hereditario.

Acaso es cada espuma

de las que el río inventa

cuando en su curso se halla alguna piedra.

¿Cuándo estuvimos juntos?

¿Mil espumas?

Quizá los píos.

 

Pedro Salinas

Cuadro: "Amor sin fronteras" de Miguel O. Menassa

jueves, 14 de noviembre de 2024

LA FIESTA DE LAS ARAÑAS

 

LA FIESTA DE LAS ARAÑAS

 

¿Ah sí, te has despertado?

Una mañana prodigiosa abre de par en par las ventanas

el último árbol de la noche ha dejado una huella

sobre la piel de tu frente.

 

Sí, te has despertado

agitando tu manto de telarañas de sueño

ahuyentaste el tropel de ratas ciegas

que te roían dormida.

 

Ya estás despierta, ¿adónde vas ahora?

Abandonas tu riqueza nocturna por el gran vacío del día

y con la pálida debilidad construyes tu marcha sin objeto.

 

Ya estás despierta, subamos

por la angosta escalera hasta el confín del tiempo

para sorprender allí a los minutos perdidos

fugados de la vida.

 

No

un brusco desaliento te detiene

frente al espacio sin cielo donde nieblas aterradas

con inexplicable dulzura

transforman en viento a los que avanzan.

 

Algas marinas de la esperanza

horas inútiles se ocultan tras la puerta dorada

las palabras se encadenan a un profundo secreto

el diamante del desaliento brilla hacia adentro

los que se atreven a sonreír pierden su lugar en el mundo.

 

¿Adónde vas sin mí? buscas tu fiesta única

tu borrachera de signos y cataratas

tu jaula de libertad

donde amigos desconocidos beben tus gestos líquidos

y el veneno te mira con ojos fosforescentes.

Prepárate para tu fiesta

la fiesta de las manos que se resquebrajan

la fiesta del sudor de los crujidos

allí donde el letargo de tu carne

se precipita en una oscura danza.

 

Tu fiesta des la fiesta de las arañas

que devoran ferozmente tu riqueza nocturna

para alimentar su miseria inagotable

allí sumergida en un olvido sin límites

comprarás motivos para tu risa

comprarás estruendo para llenar tu silencio.

 

Aldo Pellegrini

Cuadro: "Observando la experiencia" de Miguel O. Menassa

viernes, 8 de noviembre de 2024

ÁRBOLES HOMBRES



ÁRBOLES HOMBRES

 

Ayer tarde,

volvía yo con las nubes

que entraban bajos rosales

(grande ternura redonda)

entre los troncos constantes.

 

La soledad era eterna

y el silencio inacabable.

Me detuve como un árbol

y oí hablar a los árboles.

 

El pájaro solo huía

de tan secreto paraje,

sólo yo podía estar

entre las rosas finales.

 

Yo no quería volver en mí,

por miedo de darles

disgusto de árbol distinto

a los árboles iguales.

 

Los árboles se olvidaron,

de mi forma de hombre errante,

y, con mi forma olvidada,

oía hablar a los árboles.

 

Me retardé hasta la estrella.

En vuelo de luz suave,

fui saliéndome a la orilla,

con la luna ya en el aire.

 

Cuando yo ya me salía,

vi a los árboles mirarme.

Se daban cuenta de todo

y me apenaba dejarles.

 

Y yo los oía hablar,

entre el nublado de nácares,

con blando rumor, de mí.

Y ¿cómo desengañarles?

 

Juan Ramón Jiménez

Cuadro: "Älamos de plata" de Miguel Oscar Menassa


jueves, 7 de noviembre de 2024

A VECES ME FIGURO QUE ESTOY ENAMORADO

 

A VECES ME FIGURO QUE ESTOY ENAMORADO

 

A veces me figuro que estoy enamorado,

y es dulce, y es extraño,

aunque, visto por fuera, es estúpido, absurdo.

 

Las canciones de moda me parecen bonitas,

y me siento tan solo

que por las noches bebo más que de costumbre.

 

Me ha enamorado Adela, me ha enamorado Marta,

y, alternativamente, Susanita y Carmen,

y, alternativamente, soy feliz y lloro.

 

No soy muy inteligente, como se comprende,

pero me complace saberme uno de tantos

y en ser vulgarcillo hallo cierto descanso.

 

Gabriel Celaya

Cuadro:"Enamoramiento" de Miguel Oscar Menassa

 

 

miércoles, 6 de noviembre de 2024

MI AMOR ES ASÍ

 


MI AMOR ES ASÍ

 

Mi amor es así,

como este aguacero,

rebotando contra el pavimento,

pintando de verde el campo,

tapa-cielos,

tenaz,

mójalo todo.

Se me riega por dentro

y lo siento latir en la yema de los dedos

cuando quiero tocarte

y no te tengo cerca.

Como este aguacero, amor,

me vuelvo un montón de agua entre tus brazos

ando desbocada por tu cauce

me hago arroyuelo en el pelo de tu pecho.

Así como esta lluvia,

me desbordo en palabras

para contarte todos mis quehaceres,

para meterte en todos los rincones de mi día,

en todos los aleros de mis horas.

Salto desde tus brazos

como la lluvia que se derrama de los techos

y me duele la carne de querer prolongarte

de querer florecer la semilla en mi vientre

y darte un hijo hermoso y vital

como este invierno.

 

Gioconda Belli

Cuadro: "Detrás del amor" de Miguel Oscar Menassa

martes, 5 de noviembre de 2024

NO VALE GRITAR

 


NO VALE GRITAR

 

Hay días que el camino se hace difícil,

se estrecha por el sitio de los precipicios

y si llegas al valle te sueltan los toros.

Si estás en casa,

se te cae el techo encima y el alma a los pies.

 

No vale gritar.

Aquí no hay quien te eche una mano,

y si te descuidas te hacen leña.

No desmayes en el dolor,

que te pisarán al pasar.

Aviva los sentidos,

agudiza la vista,

porque estás rodeado de cazadores.

Quieren cazar el “puesto” que tienes,

el amor, a tan sólo la paz.

Amigo, ponte en guardia,

que esto de vivir es peligroso,

que puede venir alguien a pegarte,

y si te dejas…

eres un elegido,

a ti no se te pueden dar consejos!

 

Gloria Fuertes

Cuadro: "Siempe un gran dolor" de Miguel Oscar Menassa

lunes, 4 de noviembre de 2024

EL DOLOR

 


EL DOLOR

 

No he venido a cantar.

No he venido a cantar, podéis llevaros la guitarra.

No he venido tampoco, ni estoy aquí arreglando mi expediente

para que me canonicen cuando muera.

He venido a mirarme la cara en las lágrimas que caminan hacia el mar,

por el río y por la nube…

y en las lágrimas que se esconden

en el pozo,

en la noche

y en la sangre…

 

He venido a mirarme la cara en todas las lágrimas del mundo.

Y también a poner una gota de azogue, de llanto,

una gota siquiera de mi llanto

en la gran luna de este espejo sin límites, donde
me miren y se reconozcan los que vengan.

He venido a escuchar otra vez esta vieja sentencia en las tinieblas:

Ganarás el pan con el sudor de tu frente

“y la luz con del dolor de tus ojos”. Tus ojos

son las fuentes del llanto y de la luz.

 

León Felipe

Cuadro: "Toda pasión era remar" de Miguel Oscar Menassa

 

domingo, 3 de noviembre de 2024

EL CORAZÓN EN CASA

 

 


EL CORAZÓN EN CASA

 

No levantan la mirada. No hay nada

más que el aliento gris

que emanan sus marrones,

un resuello que va esperando arriba

y les deja rendidos al asfalto.

Ni sueñan: no hace falta. Ni recuerdan.

Ni desde luego intentan

elevar su plegaria a las alturas.

 

¿Dios qué puede ofrecerles?

¿Qué puede ofrecer a nadie un mendigo

que va pisando charcos sin ser visto?

 

Pequeños, sometidos,

al ritmo de unas músicas paganas

y en una ratonera de edificios,

celebran naderías.

Mientras sigan rodando los días con sus noches

y no vuelvan a descubrir el cielo,

será mejor así: los párpados caídos

y el corazón en casa.

 

Leopoldo Alas Mínguez

Cuadro: "Una luz en casa" de Miguel Oscar Menassa