jueves, 8 de mayo de 2025

ELLA VENDRÁ, SALADAMENTE HÚMEDA...



ELLA VENDRÁ, SALADAMENTE HÚMEDA…


 

Ella vendrá, saladamente húmeda,

tenuemente velada

por el polvo de agua que liberan

las olas al romper.

 

Uno por uno, intento

ir forzando los límites. Y espero.

No sé que espero, ni por qué. Es un modo

de reclamar mi parte de aventura.

 

Ella vendrá. Vendrá desde la noche.

Como un débil galope que se acerca.

Como el recuerdo de una risa. Como

el eco de las voces que, otros tiempos,

habitaron la casa abandonada.

Ella vendrá. Yo creo en el misterio.

 

La fe en lo transparente, en lo que existe

alrededor de la materia; el vago

presentimiento ilógico; el deseo

me salvará. Yo creo

en la otra mitad de lo visible.

 

Ella vendrá, saliendo del espejo.

Sonriendo desde un retrato antiguo.

Será un leve crujido en la escalera,

el ruido de unos pasos por el techo,

una cortina que se mueve, un vaso

de cristal que se rompe sin tocarlo.

 

Ella vendrá, como una paz lejana.

Vendrá como un aroma

de vaguadas y montes, cabalgando

a lomos de la tarde.

Ella vendrá al final, no sé por dónde;

tal vez por el atajo

de alguna dimensión desconocida.

 

Ser hombre es resistirse.

Ser hombre es cometer, conscientemente,

un pecado de lesa desmesura.

Ser hombre es ser testigo de lo absurdo.

 

Ella vendrá, engarzada de una chispa

de pedernal. Abriendo paso al rayo.

Deslumbrante en la proa

de una infinita luz que se aproxima.

 

Rafael Guillén

Cuadro: "Hasta encontrarse con este movimiento" de Miguel Oscar Menassa



 

 

 


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