LA NOCHE
Fresco sonido extinto o
sombra, el día me encuentra.
Sí, como muerte, quizá
como suspiro,
quizá como un solo corazón
que tiene bordes,
acaso como límite de un
pecho que respira;
como un agua que rodea
suavemente una forma
y convierte a ese cuerpo
en estrella en el agua.
Quizá como el viaje de un
ser que se siente arrastrado
a la final desembocadura
en que a nadie se conoce,
en que la fría sonrisa se
hace sólo con los dientes,
más dolorosa cuanto que todavía
las manos están tibias.
Sí. Como ser que, vivo,
porque vivir es eso,
llega en el aire, en el
generoso transporte
que consiste en tenderse
en la tierra y esperar,
esperar que la vida sea
una fresca rosa.
Sí, como la muerte que
renace en el viento.
Vida, vida batiente que
con forma de brisa,
con forma de huracán que
sale de un aliento,
mece las hojas, mece la
dicha o el color de los pétalos,
la fresca flor sensible en
que alguien se ha trocado.
Como joven silencio, como
verde o laurel;
como la sombra de un tigre
hermoso que surte de la selva;
como alegre retención de
los rayos del sol en el plano del agua;
como la viva burbuja que
un pez dorado inscribe en el azul del cielo.
Como la imposible rama en
que una golondrina no detiene su vuelo…
El día me encuentra.
Vicente Aleixandre
Cuadro: "Nocturno del hueco" de Miguel O. Menassa
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