LA CASA
El hombre solo escucha la
voz apacible
con la mirada entornada,
como si una respiración
alentase sobre su rostro,
una respiración amistosa
que resurge, increíble,
del tiempo ya ido.
El hombre solo escucha la
antigua voz
que sus padres oyeron, en
tiempos, clara
y recogida, una voz que,
como el verde
de los estanques y de los
cerros, se oscurece al anochecer.
El hombre solo conoce una
voz de sombra,
acariciante, que fluye en
los sosegados tonos
de un secreto manantial:
la bebe, absorto,
con los ojos cerrados, y
no parece que la tenga a su lado.
Es la voz que, un día,
detuvo al padre
de su padre y a todos los
de su estirpe muerta.
Una voz de mujer que
suena, secreta,
en el umbral de la casa,
cuando caen las sombras.
Cesare Pavese
Cuadro: "La luz en las entrañas" de Miguel O. Menassa
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