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martes, 15 de agosto de 2023

CASA EXTRAÑA CONTEMPLADA AL ATARDECER

 


CASA EXTRAÑA CONTEMPLADA AL ATARDECER

 

 

¿Cómo he entrado en esta casa

que no es mi casa ni tiene

–rastros de años y sucesos-

mi retrato en las paredes?

Sus habitantes no ven

que soy un extraño huésped;

entran y salen, se sientan

o se levantan, se mueven

como si yo no estuviera

o cual si una sombra fuese.

Oigo frases que no entiendo

y hablo lo que no me entienden.

 

Su vida sencilla cumplen

los hombres y las mujeres

de la casa donde estoy

tan presente como ausente.

Parten un pan que no como,

no bebo el agua que beben

y aunque me siento cansado

no tengo donde caerme

muerto, ni vivo tampoco,

porque no está aquí mi muerte.

“¿No eres de aquí?” me pregunta

las amorosas paredes,

y yo quisiera decir

que si soy, que sí me deben

acoger porque me muero

de tantos atardeceres.

“¡No eres de aquí!”, me rechazan

los viejos y oscuros muebles

donde quisiera dejar

mis huesos que el tiempo vence.

Lejos de mi casa, sueño

en esta casa esconderme

y dar cobijo a las ruinas

de lo que aún me pertenece.

Es tarde. Dejar no puedo

a esta niña a la intemperie,

a esta niña que me sigue

y que Alma por nombre tiene.

 

Un viento que las ventanas

cierra y la puerta enmudece

me empuja hacia fuera y

echarme de casa quiere.

(¡Si esta casa me acogiera

por última vez, clemente!).

 

Pero el viento sin piedad

repite veces y veces

mientras golpea las puertas:

“¡No tienes aquí tu muerte!”

 

Leopoldo de Luis

Cuadro: "Atardecer en Cerceda" de Miguel Oscar Menassa

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