EL
NIÑO DE LA NOCHE
se hundió en la noche el niño que quise ser dos veces.
no quise más la luz. ¿Para qué? No saldría
más de aquellos silencios y aquellas lobregueces.
al centro de la esfera de todo lo que existe.
quise llevar la risa como lo más hermoso.
he muerto sonriendo serenamente triste.
Vuelve a rodar por ese mundo opaco del vientre.
Atrás amor. Atrás, niño, porque no quiero
salir donde la luz su gran tristeza encuentre.
Vuelvo a rodar, consciente del sueño que me cubre.
En una sensitiva sombra de transparencia,
en un íntimo espacio rodas de octubre a octubre.
Bóveda eternamente si azul, si roja, oscura.
Noche final en cuy profundidad se siente
la voz de las raíces y el soplo de la altura.
Mi cuerpo en una densa constelación gravita.
El universo agolpa su errante resonancia
allí, donde la historia del hombre ha sido escrita.
el mar, por la ventana de un corazón entero
que ayer se acongojaba de nos ser horizonte
abierto a un mundo de menos mudable y pasajero.
para vivir sin alas y oscuramente un día.
Pirámide de sal temible y limitada,
sin fuego ni frescura. No. vuelve, vida mía.
Caigo en la madrugada del tiempo, del pasado.
Me arrojan de la noche. Y ante la luz hiriente
vuelvo a llorar desnudo, como siempre he llorado.
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